Expedientes ALFA - OMEGA

Misterio e intriga de principio a fin... curiosidades, hechos bizarros e increibles, lo "paranormal": todo lo diferente a la cotidianeidad tiene lugar en esta bitacora de fenomenos e interrogantes de dificil respuesta... porque ¡aún no hemos perdido la capacidad de asombro!

domingo, agosto 31, 2003

Mas sobre este filosofo que estoy empezando a descubrir...

"... Cultura y Nación
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Sábado 30 de agosto de 2003

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UNA LECTURA DE SU OBRA

El ser humano no es un animalito insatisfecho

Sus reflexiones en un estilo claro lo convirtieron en un autor destacado de la "filosofía práctica"

ROXANA KREIMER.

André Comte-Sponville es uno de los más interesantes renovadores del pensamiento francés contemporáneo. Profesor de la Sorbona, este antiguo alumno de la Ecole Normal Supérieur entiende a la filosofía como un arte de vivir que no aparece disociado de los problemas más inmediatos de la vida cotidiana, en contraste con quienes la identifican con la erudición fútil que parece imitar a una mala traducción del alemán. En la modernidad, gran cantidad de filósofos han cultivado un lenguaje oscuro y abstruso que desvinculó a la filosofía de la sociedad y ganó el favor de quienes adoran venerar lo que no comprenden ("Enturbian las aguas para que parezcan profundas", escribió Nietzsche en relación a ellos).

Todo lo que no encaje en esa matriz de espinas suele ser catalogado como una "simplificación abusiva" propia de fast-thinkers, o pensadores express. Estos prejuicios hacen que buena parte de las personas crean que la filosofía es una disciplina abstracta e inútil, carente de toda relevancia a la hora de reflexionar sobre la vida y la sociedad.

Comte-Sponville forma parte de un movimiento que desde hace unos veinte años aspira a que la filosofía no sea exclusivamente una disciplina académica, hiperespecializada y tributaria de un culto fetichista a la personalidad. Este movimiento es identificado con la tradicional denominación aristotélica de filosofía práctica e incluye una serie de fenómenos tales como el éxito editorial de gran cantidad de libros de filosofía, entre los cuales los del propio Comte-Sponville ocupa un lugar destacado —en particular su Pequeño tratado de las grandes virtudes, traducido a dieciocho idiomas—. Estos reflexionan sobre cuestiones éticas como el sufrimiento, el deseo, los modelos diversos de bienestar, la muerte, el amor, las pasiones y las virtudes. Actualmente París y Buenos Aires ofrecen varias modalidades de Café Filosófico, espacios para la reflexión compartida.

Desarrollado en Pequeño tratado de las grandes virtudes, en Tratado de la desesperanza y la felicidad, y en La felicidad, desesperadamente, uno de los ejes de la obra de Comte-Sponville es su crítica a la concepción platónica del deseo como ausencia, presente en Schopenhauer, Sartre y la profusa literatura psicoanalítica. Al igual que Gilles Deleuze, pero con una prosa más grata, Comte-Sponville no entiende el deseo como el signo de una ausencia sino como la plenitud que surge en la alegría del goce. El ser humano no es un animal insatisfecho para quien la felicidad siempre transcurre en la vereda de enfrente. Es posible disfrutar de un paseo, de un buen plato de comida o de la compañía del ser amado porque su existencia nos colma de alegría y no porque querríamos estar en otra parte, mendigos de un placer que se escurre entre las manos. Junto a Spinoza, Comte-Sponville encuentra que "amar es alegrarse", y con ello tira por la borda la exaltación del sufrimiento que el cristianismo, el amor cortés y el romanticismo instalaron en las concepciones del amor hegemónicas en occidente. La felicidad consiste en disfrutar de nuestros bienes presentes, sostiene, y por ello en Invitación a la filosofía (2000) critica en forma radical la idea de esperanza, a la que define como un deseo referido a lo que no depende de nosotros. Este cuestionamiento, con el que se aleja del cristianismo para acercarse a una perspectiva budista, no implica la renuncia a proyectar el futuro sino de reivindicación de la voluntad, que es aquello que nos impulsa a actuar.

En sus restantes obras —Una educación filosófica (1989), Valor y verdad, estudios cínicos (1994), Impromptus (1996), La sabiduría de los modernos (1998, en colaboración con Luc Ferry), y en El amor, la soledad (2000), se suma al debate sobre el materialismo, el humanismo, la libertad, el tiempo, el amor, los fundamentos de la ética, la religión, el feminismo, el arte y la sociedad mediática.

A los 50 años Comte-Sponville es considerado uno de los filósofos más representativos de la escena francesa, para la que recupera la prosa clara y distinta del cartesianismo, a contramano de algunos de sus contemporáneos, a quienes no duda en referir una pregunta retórica de Montaigne: "¿Quién ha cambiado a la filosofía, quién le puso esa máscara pálida y horrible?".

Kreimer se graduó en Filosofía. Su último libro es Filosofía para la vida cotidiana. Su Consultoría Filosófica, grupos de estudio y autoayuda, son un pequeño fenómeno de popularidad..."

sábado, agosto 30, 2003

Siempre me apasionó la filosofía; sin embargo, en muchos casos, me resulta desquiciante, me devana los sesos. Estoy descubriendo a un filósofo que ¡al fin! habla de forma clara, directa, brutalmente honesta. Y me gusta su discurso. Veamos:

"...ENTREVISTA CON A. COMTE-SPONVILLE

La plenitud: modo de empleo

"La experiencia nos enseña que los momentos de felicidad son simples y están lejos del éxtasis", sostiene el gurú existencial más leido de Francia. Comte-sponville fustiga el culto al silencio en la filosofía.

CARLOS ALFIERI, en Madrid.

El francés André Comte-Sponville pertenece al reducido mundo de los filósofos cuya obra ha conocido la gloria equívoca de la popularidad. Nacido en París en 1952, estudió en la Ecole Normale Supérieure y en la Sorbona, donde tuvo como maestros al marxista Louis Althusser y el postestructuralista Jacques Derrida. Desatento a las modas, visitante perpetuo de los grandes filósofos de la Antigüedad, Comte-Sponville no oculta su desdén por la filosofía entendida como disciplina profesional y su empeño en resaltar su condición de herramienta para la vida. Igualmente nítidas son la suspicacia que le inspiran los grandes sistemas cerrados y su preferencia por pensadores asistemáticos como Montaigne y Pascal. Tanto la limpidez de su expresión como su vigoroso estilo comunicativo han posibilitado que sus libros —la mayor parte de los cuales han sido traducidos al castellano— conquistaran a amplios sectores de público. Así, su Pequeño tratado de las grandes virtudes (Espasa Calpe, España, 1996) se convirtió en un imprevisible best-seller en su país y fue traducido a una quincena de lenguas. Vasta resonancia lograron también otros libros suyos, como La sabiduría de los modernos: diez preguntas para nuestro tiempo (Península), La felicidad, desesperadamente, El amor la soledad e Invitación a la filosofía, estos tres editados en Paidós. Su última obra, el Diccionario Filosófico será distruibuida en los próximos meses en la Argentina, también por Paidós. La siguiente entrevista fue realizada durante su reciente visita a España.

—Usted ha definido la filosofía como "una práctica discursiva cuyo objeto es la vida, cuyo medio es la razón y cuyo fin es la felicidad". El positivismo lógico o la filosofía analítica parecen tener difícil acomodo en esta definición. ¿No los considera dignos de estar encuadrados en ella?

—Es bastante más complicado que eso. Diré que toda definición de la filosofía implica, evidentemente, una cierta filosofía. Y desde mi punto de vista el positivismo lógico o la filosofía analítica no son filosofías completas. ¿Por qué? Son filosofías, al menos parcialmente, porque tienen la vida por objeto y la razón por medio, pero no está claro que tengan la felicidad por fin. Dicho de otro modo: muchos positivistas lógicos o filósofos analíticos parecen haber renunciado a lo que ha sido la vocación de la filosofía, inscripta en su mismo nombre de origen griego, que como es sabido significa "amor a la sabiduría", la búsqueda del saber para procurarnos una vida más lúcida, más libre, más feliz. Al amputarse una parte tan importante, estas filosofías resultan incompletas.

—Una constante de su pensamiento es la oposición entre la dificultad de la filosofía y lo que llama "la pura sencillez del mundo". Lo real es sencillo porque simplemente existe, está ahí. Pero la sensación de sencillez debido a la presencia pronto se diluye y da paso a la perplejidad: ¿Y por qué eso es sencillo? ¿No se trata de una sencillez tramposa?

—Tiene razón. Cuando pensamos en lo real nos enfrentamos a algo complicado y misterioso. Pero el problema de pensar en lo real es que el instrumento que empleamos, el pensamiento, es ya complicado. Por eso vivimos en la complejidad, por eso hacemos filosofía, y la filosofía es casi por definición, diría yo, complicada, es una disciplina intelectual ardua, abstracta. Pero por el contrario, la sabiduría está del lado de la simplicidad. La diferencia que hay entre la filosofía y la sabiduría radica en que la primera es una cualidad del discurso, mientras que la segunda es una cierta cualidad del silencio. La paradoja de la filosofía consiste en poner el discurso al servicio del silencio. No se trata de hablar por hablar, sino de hablar para vivir. Se puede decir que la filosofía está al servicio de la vida. La experiencia humana nos enseña que los momentos de sabiduría y felicidad son momentos simples. Pero añadiría que la simplicidad no es fácil, es siempre difícil, y la filosofía es la herramienta que permite afrontar estas dificultades.

—Dicen sus libros: "El mundo es sencillo porque es la única respuesta a las preguntas que no se plantea". ¿Para qué agrega esta afirmación, que no es sencilla?

—En el pasaje que usted alude está implícita una pregunta ineludible que encarna el principal enigma metafísico: ¿Por qué hay algo en vez de nada? Pero ciertamente no es el mundo quien se la plantea, somos nosotros. Cuando digo "el mundo es la única respuesta a las preguntas que no se plantea" me refiero a eso que llamamos "el silencio del mundo". Al regresar a Alemania desde Italia, Hegel se encontró ante la inmensidad de los Alpes; entonces su genio especulativo sólo atinó a exclamar: "¡Es así!". No había nada que interpretar. Una actitud de sencillez ante el silencio del mundo, que no responde a la gran pregunta metafísica, sólo puede balbucear: "Es así". Y es que no hay respuesta ante el misterio de la existencia. Esto me recuerda la fórmula de Woody Allen: "La respuesta es sí, pero ¿cuál es la pregunta?"

—¿Qué propone ante lo real? ¿El éxtasis en lugar de las preguntas?

—Yo no propongo nada. Me contento con observar y reflexionar. Y lo que observo es que mis momentos de alegría son momentos de simplicidad, no forzosamente momentos de éxtasis. El éxtasis está siempre en relación con otra cosa, en última instancia con Dios, y como usted sabe yo no creo en Dios, no creo en otra cosa que en el mundo, y el éxtasis es salir del mundo, algo que no he experimentado. Lo que he experimentado no es la salida de mí mismo y del mundo sino lo contrario, el énstasis, la fusión con el mundo, la re-unión con él. Pero no se trata de algo que propongo como un programa de humanidades; es una experiencia personal. Cuando no se espera otra cosa más que lo que es aprendemos a amar, a conocer, a aceptar y a transformar el mundo. Estoy con una filosofía de lo real y de la acción, de la unidad con lo que es y no de salida del mundo.

—Hay en sus reflexiones un permanente juego de enfrentamientos entre la filosofía y la vida. ¿Para qué escribe filosofía en lugar de dedicarse simplemente a vivir?

—Es que yo no estoy tan dotado para la vida como para vivirla sin filosofar...Precisamente porque creo que el fin de la filosofía es la felicidad, tanto más necesito filosofar cuanto mejor quiero vivir. Sé que hay mucha gente que se levanta cada mañana llena de alegría y sin necesidad de entregarse a las reflexiones filosóficas para vivir. Mi primera reacción cuando me despierto, por el contrario, no es de alegría, sino más bien de fatiga y angustia. Por ende, si quiero aprender a amar la vida, tengo que reflexionar.

—¿Sólo es feliz quien no espera serlo? ¿Sólo es sabio quien no espera serlo? ¿La desesperanza es entonces sinónimo de la sabiduría?

—Sólo aquel que no espera nada tiene verdaderamente todo. Dice el "Sankhya-Sutra": "Sólo es feliz quien ha perdido toda esperanza; porque la esperanza es la mayor tortura que existe, y la desesperanza la mayor dicha". La desesperanza no es la tristeza ni la desdicha, sólo es el efecto de no esperar nada. A esto llamo yo la alegre desesperanza. Y esta es una verdad que vemos confirmada en la experiencia de la vida: los momentos de felicidad son aquéllos en los que nos sentimos completos, en los que no esperamos otra cosa más que lo que es.

—Ha escrito en sus libros: "Muchos no han inventado su filosofía más que para protegerse. Un sistema es un vestido que protege y enmascara". ¿De qué cree que se protegía Hegel? Y en todo caso, ¿no admira la prodigiosa arquitectura intelectual de su máscara?

—Yo admiro a Hegel. Es, evidentemente, uno de los más grandes filósofos de todos los tiempos. Y, a la vez, no me aparto de la idea de que su sistema completo, cerrado, en el que todo está explicado, es una especie de protección. Puedo pensar que como todo filósofo se protegía de la fragilidad de su propia existencia, de la soledad, de la contingencia, del sufrimiento. Y yo no amo demasiado a los filósofos que se protegen así; amo a los que filosofan más cerca de su propia vida, a los que en vez de compensar su fragilidad personal con un sistema monumental tratan de avanzar por el pequeño camino de todo el mundo: Montaigne, Pascal, Nietzsche... No se trata de autores de sistemas sino de pensadores que filosofan en primera persona. Por otra parte, los grandes sistemas, los de un Kant, un Descartes, un Hegel, un Spinoza, se contradicen mutuamente: nos vemos obligados a elegir entre ellos. En cambio está claro que lo que dice Montaigne no pretende ser la verdad absoluta, es sólo la verdad de Montaigne. Los que han filosofado sobre su propia existencia siempre tienen razón.

—¡Qué poco sinceras suenan algunas de sus confesiones! Por ejemplo: "La filosofía no tiene ninguna importancia. Apenas leo a los filósofos, excepto para preparar mis clases". Parecen frases calculadas para épater desde la confortabilidad de quien es reconocido como filósofo.

—Sin embargo, son absolutamente sinceras. Hace cinco años que no doy cursos de filosofía, estoy en disponibilidad. La filosofía ha sido mi primera pasión: he dedicado gran parte de mi vida a practicarla, a trabajar sobre sus textos. Pero hoy pienso que la vida tal cual es, el mundo tal cual es me interesan antes que los libros de filosofía. De todos modos, cuando digo que la filosofía no tiene ninguna importancia, empleo un poco una fórmula...

—Una fórmula retórica...

—No, tampoco es eso. En el fondo es verdad. La mejor experiencia que he tenido es ser padre de familia. Tengo tres hijos y la vida de mis hijos me importa más que la mía, sinceramente. Pero que ellos se dediquen o no a la filosofía, sobre todo desde el punto de vista universitario, me tiene absolutamente sin cuidado. Lo que me importa de verdad es su salud, su felicidad. Por supuesto, sí deseo que sean lúcidos y reflexivos, en definitiva, que sientan la necesidad de filosofar como una actitud existencial, porque ayuda a vivir. Pero me da igual que lean o no a Hegel, a Kant o a Heidegger. Lo que más amo de los grandes filósofos es eso que nos reenvía a la vida tal cual es, a la experiencia humana.

—¿Cómo se sitúa ante el concepto de posmodernidad?

—Me deja un poco perplejo, no se trata de un concepto unívoco. En la arquitectura, por ejemplo, percibo muy bien que las tendencias posmodernas renuncian a la vanguardia y a ciertas tradiciones, pero lo hacen de una manera que podríamos llamar lúdica. Si Bofill vuelve a utilizar columnas en sus inmuebles, no es para que le sirvan de soporte sino de adorno, en función decorativa. Ahora bien, ¿qué es un pensamiento posmoderno? En general, llamaría posmoderno a todo pensamiento que renuncia a hacer de la modernidad el valor absoluto, y muy especialmente a cultivar el mito de la vanguardia. En este sentido, yo soy un pensador posmoderno. La segunda cuestión es la relación con el pasado. Cuando aparecieron mis libros, mu chos se preguntaban: "¿Pero quién es este tipo que en todas las páginas habla de Epicuro o Spinoza y no dedica ni una línea a Derrida?" Y el periodismo me bautizó enseguida de posmoderno. En efecto, a mí me interesan sobre todo los filósofos antiguos, y aclaro que siento un enorme respeto por Derrida, que por cierto fue mi profesor. Pero yo no me relaciono con el pasado de un modo lúdico, decorativo, anecdótico; no adquiero ciertos elementos de Spinoza o Epicuro para jugar con ellos sino para tratar de retomar el camino de su pensamiento. Y debo decir que cuando me refiero al estilo lúdico de vinculación con el pasado no utilizo el término posmoderno en un sentido positivo.

—Citar a Epicuro, Spinoza y Woody Allen ¿es una provocación al mundo académico?

—No, en absoluto. Admiro a Woody Allen como cineasta, actor, autor de aforismos. Para sacar la filosofía del ambiente cerrado de los especialistas hay que considerar la vida humana en toda su multiplicidad. Al fin y al cabo, ver películas o leer periódicos también nos pueden enseñar cosas sobre la existencia.

—A veces parece resonar en sus textos un eco del cristianismo, no sólo el más evidente del budismo: el aprendizaje del desprendimiento, la liberación del ego, el perderse para ganarse. ¿Lo asume?

—Sí, lo asumo. A menudo me defino como "ateo fiel". Es verdad que desde un punto de vista especulativo, conceptual, estoy mucho más cerca del budismo, pero también es cierto que he nacido en el cristianismo, he sido cristiano hasta los 18 años. En una ocasión, cuando el Dalai Lama visitó Francia para dar unas conferencias, un joven se le acercó y le dijo: "Su Santidad, yo quisiera convertirme al budismo". Entonces el Dalai Lama, con inmensa sabiduría, le respondió simplemente: "¿Y por qué al budismo? Usted tiene el cristianismo, y está muy bien". Si yo me siento próximo al budismo no es por practicar una especie de exotismo. Sin embargo, intento también explorar mi propio mundo, mi tradición cultural, avanzar sobre un camino que es el mío, y no puedo dejar de reconocer ciertos valores que son cristianos. Es más: reivindico una cierta fidelidad a valores morales que son judeo-cristianos. Me gusta decir: "La fidelidad es lo que queda de la fe cuando ésta se ha perdido". Porque al fin y al cabo, ¿qué oponemos al fascismo y la xenofobia sino valores que son judeocristianos?

—¿Es suficiente la lucidez, el conocimiento de la verdad para vivir?

—No. En primer lugar, no nos protege de la enfermedad, por ejemplo. La filosofía no es una panacea, no es una garantía contra el sufrimiento, contra la adversidad. Simplemente, si se tiene más o menos salud y suerte, la filosofía nos ayuda, a su manera, a vivir un poco mejor...."

Fuente: Clarín.

miércoles, agosto 27, 2003

El amor... un misterio que ¿rompe barreras? La siguiente historia parece confirmar tal afirmacion:

"...POLEMICA EN TIERRA DEL FUEGO

El insólito romance de la mujer policía y el preso

Ella lo custodiaba cuando él era llevado a Tribunales, donde afrontaba un juicio. El vínculo nació en ese viaje de 15 minutos.

Wilmar Caballero. USHUAIA. ESPECIAL.

Amo a Gastón y si es necesario esperarlo a que cumpla la condena, lo voy a esperar", afirma Pamela Alejandra Candasi, de 22 años y dos hijos pequeños, policía recibida el año pasado en la Escuela de Cadetes de la Policía de la provincia de Tierra del Fuego.

Esta historia de amor entre Pamela y Gastón Díaz, ocurrió como otras tantas sin que mediara otra cosa más que el sentimiento y el deseo de ser correspondido.

Pamela custodiaba a Gastón Diaz cuando éste era trasladado a tribunales mientras se consustanciaba un juicio en su contra por robo a mano armada a una estación de servicio de Ushuaia.

En el trayecto que duraba no más de 15 minutos, ambos entablaron una relación que fue creciendo hasta convertirse en un amor profundo y muy difícil que puedan separar los barrotes de la celda en que Díaz purga una condena de cinco años.

"En esta relación amorosa, hasta ahora no hubo sexo. Sólo el deseo de permanecer juntos y hacer planes para el futuro", cuenta Pamela. "Todo se desbarrancó cuando Gastón envió una nota a la Justicia pidiendo lo autorizaran a recibir visitas íntimas". Aquí apareció el nombre de Pamela Alejandra Cardasi. Al notificar la Justicia el nombre de la agente como la persona que visitaría al preso, la Jefatura de Policía inmediatamente separó a Pamela de la fuerza y le inició un sumario interno por considerar que la agente no es confiable para la Fuerza de Seguridad, "sobre todo, como dijeron sus jefes a Clarín, cuando existen exigencias a cumplir en la vida particular de todo policía".

Este asunto ha generado una discusión de fondo en la sociedad fueguina. Para las autoridades, "no es posible que una agente de Policía pueda ser confiable al mantener una relación con una persona que está detenida, por violar aquellas normas que la misma Fuerza de Seguridad debe velar para que se cumpla y no se viole".

Para otros, "el amor es más fuerte". El doctor Pablo Villegas, abogado de Pamela, sostiene que "no existe norma jurídica alguna que impida que ambos mantengan su relación amorosa ya que ella es una simple policía y no una guardiacárcel. Aquí la situación es totalmente distinta. El régimen policial, agrega, no determina que una persona que trabaje de policía no pueda visitar a un preso".

Historia de película

El cotejo con la ficción en un caso como el de Pamela y Gastón en Tierra del Fuego se hace una tentación, aunque más no sea por refrendar aquel axioma de que la realidad siempre supera...

En 1986, los hermanos Ethan y Joel Coen contaron en Educando a Arizona la historia de H.I. McDonnough, un ladronzuelo de supermercados (interpretado por Nicolas Cage) que vuelve a caer en prisión y conoce a Edwina (Holly Hunter), la policía encargada de fotografiar a los reclusos. En tono de comedia, la pareja se hace matrimonio y allí empieza sus verdaderas peripecias.

La filmografía británica ofreció en 1994 (y repite por estos días a través de una señal de cable local) la historia dirigida por Angela Pope titulada originalmente Captives y conocida por estas latitudes como Prisioneros de la pasión o Amor cautivo.

La joven odontóloga Rachel Clifford, interpretada por Julia Ormond, empieza a ejercer su profesión en una prisión de máxima seguridad. Allí conoce al convicto Philip Chaney, encarnado por Tim Roth, y entre ambos nace una pasión irrefrenable.

La relación entra en un peligroso juego en el que los dos personajes ponen en riesgo ya no sólo sus corazones sino su propia seguridad: para ella, la de su profesión; para él, la de su vida..."

Fuente: Clarin.

jueves, agosto 21, 2003

¿San "Vittorio"? Además de genio creativo, ahora resuelto heroe antifascista. Dos películas, una de ellas dirigida por su descendencia, narran esta apasionante historia:

"...LA MEMORIA DE LA SEGUNDA GUERRA: DOS FILMES REPRODUCEN LA CONMOVEDORA HISTORIA

Filmando una película, Vittorio De Sica salvó a 300 judíos de los nazis

En 1943, junto con quien después fue el papa Paulo VI, les dio trabajo a centenares de perseguidos romanos en su obra "La puerta del cielo".


Julio Algañaraz. ROMA. CORRESPONSAL.

Dos películas que recuerdan una epopeya y que podrían dar lugar a una batalla judicial han reactualizado en estos días la filmación de La puerta del cielo, que el gran Vittorio De Sica co menzó a rodar hace 60 años, en el verano europeo de 1943. Era una extraña producción cinematográfica que contaba con el patrocinio del Vaticano y en la que trabajaba un número extraordinario de actores, técnicos y extras, la mayoría de los cuales eran alrededor de 300 judíos italianos y un grupo de perseguidos políticos antifascistas, que fueron así salvados de las garras del ocupante nazi.

De Sica contó luego que el acuerdo secreto con el Vaticano establecía que la filmación debía prolongarse todo lo posible hasta que llegaran los aliados a liberar a Roma, lo que ocurrió el 5 de junio de 1944. Un joven monseñor, alto prelado de la Santa Sede, fue nombrado por el papa Pío XII —sobre quien pesan algunas acusaciones de haber apoyado al régimen nazi— como delegado para la producción, con la reservada misión de salvar a tanta gente de la Gestapo. Su nombre era Giovanni Montini, quien en 1963 se convirtió en el papa Paulo VI. Alguna vieja fotografía de la época lo muestra cuando fue a supervisar la marcha del rodaje por cuenta del Centro Católico Cinematográfico, que financió la película.

El caso es conocido, aunque se ha reactualizado en estos días por el aniversario del comienzo de la filmación de La puerta del cielo y por el conflicto entre el actor y director Christian De Sica, hijo de Vittorio y de la actriz española María Mercader —compañera entonces del director y madre de Christian—, quien fue la protagonista del filme, y el director Maurizio Ponzi, que ha terminado de rodar Con las luces apagadas, una producción que cuenta también la extraordinaria historia de aquella filmación.

Christian De Sica hace dos años que anunció su propósito de hacer un filme sobre lo que pasó en el rodaje de La puerta del cielo. Ahora se limitó a decir que dio mandato a sus abogados para que estudien si no están dadas las condiciones para hacer una demanda de plagio contra Ponzi, quien retruca: "Mi historia es diferente, yo sólo aproveché el contexto histórico de la época".

El diario Corriere della Sera publicó una página con los recuerdos de La puerta del cielo y el conflicto entre la familia De Sica y el director Maurizio Ponzi. Pero lo importante y conmovedor es la movilización humana y los riesgos que corrieron los protagonistas de un caso único en la historia del cine mundial por salvar de la persecución nazi a centenares de perseguidos.

Vittorio De Sica contó varias veces, años más tarde, que también él y otros cineastas querían prolongar al máximo la filmación para salvarse ellos mismos de tener que irse de la Roma ocupada a Venecia, la ciudad donde el régimen fascista de la República de Saló, en el norte de Italia, había decidido establecer el centro de la actividad cinematográfica.

El dictador Benito Mussolini había sido depuesto en julio de 1943 y rescatado más tarde por Hitler de su prisión. Los alemanes ocuparon Roma y Mussolini lideró un régimen fantoche por orden de los nazis, estableciendo un gobierno en la pequeña ciudad de Saló, en el lago de Garda.

La puerta del cielo narraba el viaje de un grupo de peregrinos al santuario de Loreto para pedir la intercesión de la Virgen. El rodaje fue establecido en la basílica de San Paolo Extramuros, una de las cuatro basílicas pontificias de Roma, que gozaba de extraterritorialidad y enormes espacios.

Allí acamparon, hasta que llegaron los liberadores estadounidenses, centenares de perseguidos antifascistas y judíos romanos cuyo destino hubiera sido el campo de exterminio. Todos fueron inscriptos con falsos nombres y vivían en la misma basílica y en sus parques y jardines, para evitar caer en manos de la Gestapo.

Un momento dramático se vivió en febrero de 1944 cuando el célebre torturador y represor fascista Pietro Koch, fusilado después de la liberación de Italia, entró con su banda en la iglesia y se llevó a 60 sospechosos, de los cuales algunos no volvieron más. Otro momento difícil se vivió unos días después, el 3 de marzo, cuando un bombardeo aliado causó grandes destrozos pero sin tocar la basílica de San Paolo, llena de gente como estaba.

La puerta del cielo fue también el filme en el que se encontraron por primera vez Vittorio De Sica y el más grande guionista que tuvo el cine italiano: Cesare Zavattini. Otro autor del "copione" fue el escritor católico Diego Fabbri.

Cuando los norteamericanos liberaron Roma, el día antes del famoso Día D del desembarco aliado en Normandía, Francia, que dio comienzo a la fase final de la Segunda Guerra Mundial, De Sica terminó la filmación de La puerta del cielo. La película fue estrenada en 1945, aunque con poco éxito. Pero fue un gran acontecimiento de solidaridad humana, lo que lo convierte en un filme inolvidable..."

Fuente: Clarín.

jueves, agosto 14, 2003

Un camaleon que (por décadas) se mantiene en la cresta de la ola vanguardista, vuelve a innovar...

"...SHOW

David Bowie dará un concierto interactivo que podrá verse en cines de todo el mundo

Los fans de David Bowie presenciarán el show de lanzamiento de su último disco, que tendrá lugar en Londres, Inglaterra, el 8 de septiembre, desde las butacas de cientos de cines de todo el mundo. La cita, que se ha anunciado como "el primer concierto musical interactivo, en directo y a nivel mundial", se retransmitirá a salas de distintas ciudades del planeta. "Este es otro ejemplo de cómo Bowie constantemente rompe los límites", afirmó un portavoz del artista británico. Desde cualquiera de estos lugares, y durante los noventa minutos que durará el concierto, sus fans podrán hacer preguntas a Bowie o pedirle canciones.

En Europa más de veinte cines retransmitirán el acontecimiento vía satélite, mientras que en Asia, Japón y Australia, debido a las diferencias horarias, tendrán que aguardar al día siguiente. Pero los que más tendrán que esperar son sus fans en Estados Unidos, Canadá y América Latina, dónde se emitirá el 15 de septiembre. Otros artistas, como Bon Jovi y Beyonce Knowles, han transmitido ya sus conciertos a través de pantallas cinematográficas, aunque nunca al nivel en que va a hacerlo Bowie, un cantante conocido por su afición a las nuevas tecnologías y su fuerte apoyo a la descarga de música de Internet.

Fuente: EFE..."

Tomado de: Clarin.

miércoles, agosto 13, 2003

Noticia de un futuro posible: un fármaco para Hannibal.

"...CIENCIA

Proyectan desarrollar un fármaco para tratar a los asesinos seriales antes de que empiecen a matar.

La ciencia estudia a fondo el cerebro de psicópatas delincuentes para conocerlos más y trabaja en un fármaco para controlarlos antes de que empiecen a matar. Se basan en que éstos, manejan sus emociones de otro modo que los depresivos y los ansiosos.

En su gran mayoría, son varones, mentirosos y a menudo carecen de sentimientos normales, como la empatía, la pasión y el remordimiento. Hasta ahora, estos son los datos más concretos sobre el perfil de los psicópatas, y una digna descripción aproximada del más famoso de los asesinos seriales de sangre muy fría que llegaron a Hollywood: Hannibal Lecter.

La ciencia considera que la clave para el tratamiento de los psicópatas esta en descifrar a fondo el funcionamiento de sus cerebros. Y la punta de lanza la dieron nuevas herramientas de investigación, desde los scanners de cerebro hasta las pruebas psicológicas, abriendo la perspectiva de que se pueda identificar a los psicópatas y administrarles, incluso, un tratamiento que permita reconocerlos antes de que empiecen a matar.

Al respecto, el investigador norteamericano James Blair, que trabaja en el Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos dijo: “Podemos brindar tratamiento a la mayoría del resto de los desórdenes emocionales de modo muy eficaz y, seguramente, en poco tiempo seremos capaces de tratar a los psicópatas''. Los psicólogos estiman que una de cada 100 personas no siente lo suficiente (con una fuerte concentración entre los delincuentes) y se la puede “calificar” como psicópata.

La lista pública incluye a algunos asesinos seriales famosos, como Ted Bundy, quien mató a docenas de jóvenes en la década del 70, el asesino caníbal Jeffrey Dahmer, quien sedujo fatalmente a 17 hombres y niños antes de ser capturado en 1991 y la lista fantasma reúne a muchas otras personas que nunca cometen un delito penado por la ley, pero se pasan la vida manipulando de manera despiadada a los otros sin experimentar ningún arrepentimiento.

El doctor Robert Hare es catedrático de Psicología en la Universidad de Columbia Británica, EE.UU., y es considerado la máxima autoridad mundial en psicópatas. Luego de realizar varios experimentos con scanners cerebrales en los que evaluó a numerosos psicópatas mientras desempeñaban tareas diversas, Hare concluyó que “al psicópata se le dificulta procesar, manejar o usar material emocional de la misma forma que lo hacemos cualquiera de nosotros”.

Pero en el terreno de las certezas científicas, los psicópatas carecen de sentimientos normales, como la empatía y el remordimiento. Los investigadores saben desde hace décadas que, en general, los psicópatas tienden a demostrar algunas respuestas físicas inusuales, como, por ejemplo, sudan menos y demuestran menos inquietud cuando son expuestos a estímulos aterradores o amenazadores.

“Esencialmente, todo parece indicar que, para el psicópata, la emoción es como un segundo idioma'', uno que debe esforzarse para hablar y al que nunca domina en profundidad. Para los psicópatas, las emociones son abstracciones. El punto de inflexión para que el doctor Hare se convirtiera en el máximo experto en el tema la dio su propia investigación, una prueba conocida como PCL-R, o revisión de indicadores de psicopatías, que cambió el modo de identificar a los asesinos seriales.

La PLC-R permite a los psicólogos calificar el nivel de conducta psicopática de un sujeto y, mediante extensas entrevistas y análisis del historial del individuo, conocer su conformación emocional. Un estudio realizado entre 125 asesinos canadienses arrojó que, de los asesinos que obtuvieron altas puntuaciones psicopáticas en la prueba PCL-R, el 93 por ciento de sus crímenes fueron “instrumentales'' y no hechos cometidos al calor de emociones exaltadas.

Estas investigaciones ponen sobre la mesa de los científicos un desafío: ¿es impensable considerar una prueba definitiva para capturar a los potenciales asesinos en serie antes de que empiecen a matar? Los investigadores dicen que no, que “es concebible”, pero que aún no es factible. “La falsa tasa positiva sería horrenda'', dijo Hare. Y agregó: “Con el tiempo, debería ser posible combinar las señales reveladoras en los cerebros de los psicópatas con una herramienta clínica como la PCL-R y obtener un excelente pronosticador de peligros futuros”.

De todos modos, el científico precisó que, para llegar a ese nivel, harían falta numerosos estudios a gran escala, cuyo costo sería muy elevado. En lo concerniente al desarrollo de un tratamiento futuro, las investigaciones realizadas hasta ahora han demostrado que los tratamientos más convencionales, como la terapia grupal, solamente empeora a los psicópatas: todo parece indicar que las sesiones los entrena para manipular personas y fingir emociones.

Sin embargo, Blair y algunos de sus colegas creen que, en unos pocos años más, se podría desarrollar un fármaco para tratarlos. “Ya se puede ayudar a personas muy sensibles que padecen depresión y problemas de ansiedad mediante ajustes a sus químicos cerebrales”, dijo el científico. Los psicópatas tienen el problema opuesto: sienten poco. “Estimo que seremos capaces de equilibrar, con alguna droga, los sistemas que no funcionan bien. Por lo tanto, es probable que podamos dar emociones a personas que carecen de ellas...''

Fuente: Clarin.

martes, agosto 12, 2003

En el ámbito académico "si no publicas, no existes". Pero: ¿y si publicas mintiendo? Algunos Premios Nobel lo han hecho, y la mayoría de los que publican parecen formar parte de un exclusivo club de mediocres. Puede resultar una situación misteriosa, pero el siguiente artículo aclara estos planteamientos:

"...No mentirás

Por Marcelo Leonardo Levinas *

En mayo de 2003, los editores del New York Times, uno de los diarios más prestigiosos del mundo, realizaron un mea culpa al admitir que uno de sus redactores estrella, Jayson Blair, había inventado y/o plagiado historias, produciendo algunas coberturas que obtuvieron un importante impacto en el público: fueron detectados 36 artículos con “errores”. A algunos, Blair decía haberlos escrito en seis estados diferentes de Estados Unidos cuando en realidad nunca había salido de Nueva York. Se valía del archivo del diario, de los cables de agencias y de notas de terceros a las que le agregaba descripciones y cierta emoción; hasta llegó a inventar declaraciones. No se trató de un error sino de un fraude. A su vez, Rick Bragg –premio Pulitzer y también redactor estrella– reconoció cómo es común que algunos corresponsales utilicen reportajes hechos por pasantes y les pongan la firma. Sus colegas entraron en cólera por estas declaraciones y Bragg debió renunciar.

No sólo en el “New York Times”
Un caso análogo y resonante, divulgado, entre otras, por la revista Physics World sucedió el año pasado pero en el ámbito científico. Lo que ocurrió fue lo siguiente: a fines de 2002, Jan Hendrik Schön, un físico alemán que trabajaba en los prestigiosos Laboratorios Bell en el área de electrónica molecular, fue despedido. Supuestamente había descubierto una forma de difundir corrientes eléctricas intensas en cristales semiconductores orgánicos compuestos de anillos de benceno, que originalmente eran muy pobres conductores. Schön y sus colegas, entre ellos Bertram Batlogg –una autoridad en superconductividad y jefe de física del estado sólido del laboratorio–, aseguraron haber obtenido un transistor compuesto de una simple molécula de un tipo de benceno. ¿Las aplicaciones? Por ejemplo, la posibilidad de producir láseres orgánicos mucho más baratos que los que emplean actualmente nuestros reproductores de CD o DVD. Schön escribió unos 60 artículos en dos años, 15 de ellos en las prestigiosas revistas Nature y Science. Además, se lo candidateó para el premio Nobel.

Publicar o perecer
Un cálculo sencillo nos indica que en 2001 escribió un promedio de un artículo cada 8 días. Lo cierto es que un comité de científicos ha declarado que Schön mostró una desatención temeraria hacia “la santidad de los datos científicos”. ¿Los cargos? Sustituir datos, obtener resultados no realistas en cuanto a su precisión y exhibir fragantes contradicciones. Art Ramírez, un físico de Los Alamos National Laboratory, ha dicho que Schön ha quebrado la principal regla de la ciencia: la de “no mentirás”, y que a causa de su actitud muchos científicos han perdido tiempo y dinero. Esto último, como veremos, es discutible: muchos científicos viven gracias a investigaciones basadas en este tipo de resultados. Schön trocó conjuntos completos de datos y manipuló curvas supuestamente representativas del comportamiento de materiales orgánicos. Admitió haber cometido errores de los que se arrepintió profundamente a pesar de haber sostenido que todas sus publicaciones se basaron en observaciones, afirmando no haber guardado ningún libro de registros de los datos y borrado toda la información.

Mentiras verdaderas
Claramente tampoco se trata de un caso de error sino de fraude, casi idéntico a cómo el periodista Blair imaginó situaciones e ideó notas. Batlogg, coautor de Schön, ha sostenido que de ahora en adelante chequeará mejor la información y los procedimientos, sosteniendo que, no obstante, la confianza en los colegas es lo que debe permanecer como el fundamento en el que se base la investigación científica... Schön, Batlogg y otros se han retractado del contenido de unos 15 artículos. De hecho, Science y Nature desnudaron su política tendiente a publicar resultados espectaculares, aun si éstos mismos son expuestos superficialmente. Uno de sus referís ha reconocido que a la hora de recomendar una de las publicaciones atendió al análisis de los datos, a las conclusiones y al cuadro general del artículo; sostuvo que nunca imaginó que los datos pudiesen ser falsos y que de todos modos nunca hubiese estado en condiciones de descubrirlo.

Fábrica de datos
También en 2002 se reveló otro fraude, esta vez en el Lawrence Berkeley National Laboratory. Allí, Victor Ninov literalmente fabricó ciertos datos vinculados con un eventual descubrimiento del elemento 118. Ninov y sus colaboradores dijeron haber creado muestras del 118 impactando átomos de Kryptón en un blanco de plomo, pero los decaimientos alfa correspondientes nunca fueron detectados en otros laboratorios. Todos los coautores se han retractado.
Estos casos resonantes que corresponden a un estilo de producción periodística y a la presentación de los resultados de la investigación científica son asombrosamente parecidos. ¿Las razones? Ciertas analogías entre ambas actividades: el afán por publicar, la de justificar un trabajo, el acceder a cierta originalidad. Pocos físicos conocen el hecho de que incluso alguno que otro premio Nobel en su disciplina, ha cometido fraude o incluso plagio. En biología y biomedicina, quizás el fraude sea más frecuente; en ciencias sociales, donde la interpretación de los datos da lugar a una mayor libertad, el fraude existe y a importante escala. Muchos físicos, en algún momento de su formación, han realizado la experiencia de la gota de Millikan empleada para detectar, nada menos, que la carga del electrón: la unidad mínima de carga negativa. Millikan presentó los resultados de un trabajo en 1913 del que luego se supo que había eliminado los datos “inconvenientes”. En 1910, Ehrenhaft, empleando un dispositivo análogo, había llegado a la conclusión de que podían encontrarse valores inferiores a esa carga, que denominó subelectrones (posibilidad planteada por varios físicos muy importantes); la situación volvió a repetirse en 1981 cuando ciertos experimentos parecieron corroborar la existencia de cargas que eran fracciones de la atribuida al electrón. Pero además Millikan, en su trabajo, empleó una idea decisiva que había sido introducida por un estudiante suyo sin comunicar ese hecho en sus artículos. Por su trabajo obtuvo el Premio Nobel en 1924.

Evaluar, evaluar
Sin duda, en muchos casos, alrededor de la producción periodística predomina la presión por la nota sorpresa y original, lo que termina en una investigación a medias y en el acomodamiento de los datos, pero, sobre todo, en la interpretación fácil de los hechos y en una orientación hacia lo que la línea editorial del medio periodístico quiere presentar. En la investigación científica, los comités que deciden la financiación constituyen un “sistema de control de pares”. Para obtener un subsidio, tener una idea brillante o innovadora no parece suficiente; lo que máspesa son las llamadas “contribuciones” o traducido: la cantidad de artículos ya publicados por el aspirante, sin duda, el parámetro concluyente. “Publica o muere.” Varsavsky ha indicado que a la hora de evaluar el trabajo de un científico el número de artículos publicados posee tanta importancia como su contenido, y que muchos creen que saber escribir artículos es garantía de sabiduría así no crean que tener el diploma de médico sea garantía de saber curar. Bajo estas condiciones, resulta francamente difícil no llegar a publicar algo; es que el propio sistema lo fomenta. Hoy este hecho se agrava a causa de los complejísimos programas de computación disponibles –empleados por ejemplo en biología, astronomía o física–, que reúnen y ordenan la información: ningún referí de revista está en condiciones de evaluar si un programa ha sido bien empleado, si se han ingresado correctamente los datos o si ellos se han evaluado de manera adecuada; por lo general, debe confiar.
Pero además, existen tantas revistas, tantos temas específicos juzgables por tan poca gente, que es muy difícil evaluar la calidad. Lo verdaderamente difícil es publicar poco pero bueno; es la excepción: muchos buenos científicos se han caracterizado por la poca cantidad de trabajos publicados, pero de calidad; han tenido la capacidad y la oportunidad de investigar a fondo cuestiones de fondo. Debería sospecharse de los que publican con frecuencia; esto no significa que no deba sospecharse de aquellos que no publican nada. Muchas veces, para sobrevivir como tales, los científicos emplean algunos recursos conocidos. Uno de ellos consiste en pedir financiación para un trabajo ya hecho pero aún no publicado; de esta manera, y a la hora de informar, se garantiza el cumplimiento del plan de investigación. Otras veces se publica de a cuotas, desdoblando los artículos de forma tal que aparezcan “nuevos” resultados como si ellos fuesen productos de otra investigación. También los artículos se refritan. Es sintomática la frecuente forma críptica de escribir los informes, paradójicamente equivalente a la forma sencilla de enlazar, reducir y esquematizar el contenido de una investigación periodística cuando se intenta demostrar o más bien imponer una idea, un suceso o una cuestión de moda.

Modas científicas
En la ciencia se suelen priorizar los temas de moda en detrimento de otras líneas de investigación que podrían innovar los puntos de vista e incluso amenazar con hacer caer alguna teoría vigente. Es un hecho que por ejemplo en Francia, el riesgo de fraude es más bajo que en Estados Unidos, no sólo porque los investigadores son menos en número, sino porque el riesgo de no publicar y los sistemas de control son más distendidos. McCutchen ha llegado a afirmar que las revistas no deberían rechazar ningún trabajo, y que si la publicación sin censura creara una gran cantidad de basura, ello demostraría que muchos científicos crean basura y que es mejor saberlo que esconderlo.

La dictadura de los mediocres
Di Troccchio, un estudioso de los casos de mentiras científicas, de fraudes o escándalos, sostiene que desde mediados de los 60 ha aparecido una suerte de dictadura de los mediocres que se ha apoderado de los mecanismos de otorgamiento de subsidios. Invocando estudios relacionados con el desarrollo de la ciencia en el mundo, muestra cómo a medida que la población científica se duplica cada 12 años, el número de científicos a los que se podría denominar geniales –de acuerdo con los propios parámetros del establishment– se reduce proporcionalmente, tan sólo duplicándose cada 20 años, disminuyendo así el potencial creativo. En estesentido, es notable cómo podemos relacionar el fraude con la genialidad. Es conocido el hecho de que Galileo falseó datos experimentales relacionados con el movimiento en planos inclinados diseñados por él mismo de forma tal que coincidiesen con los datos teóricos, los que en mejor condiciones experimentales hubiesen sido corroborados. La diferencia con Galileo y con su genialidad consiste en su justificada confianza en las predicciones teóricas que, por otro lado, resultaron ser adecuadas, y sobre todo en su honestidad al proponer explícitamente la primacía de los resultados de un razonamiento por encima de los de una experiencia.
Digamos que las líneas de investigación seguidas por Schön y Ninov podrían ser adecuadas (de hecho muy recientemente se reportó la probable existencia de simples electrones actuando como transistores en cristales de silicona, o del descubrimiento del elemento 110 por parte de colegas de Ninov); lo que se cuestiona es su proceder frente a los resultados, lo que se traduce en el fraude y en el no reconocimiento de la falta de resultados positivos.

Sobre el error en la ciencia
Los ejemplos los hemos extraído de la física y del periodismo, pero son comunes en otras actividades. Hace unos años en La Recherche se analizó el caso de dos psicólogos que enviaron a 12 revistas prestigiosas para su publicación, 12 artículos muy citados de colegas, publicados dos años antes. Enviaron un artículo por revista –a cada revista el artículo que ella había publicado–, levemente modificado. Tres de esos artículos fueron reconocidos como plagios por la respectiva revista; los restantes 9 fueron analizados como si fuesen nuevos: 8 fueron rechazados para su publicación y 1 fue aceptado. Sokal, por su parte, se ha encargado de señalar la vulnerabilidad de los criterios de rigurosidad en ciencias sociales al mostrar cómo muchas veces, a la hora de emplear el principio de autoridad, se puede llegar a escribir cualquier cosa, siempre y cuando su presentación sea críptica. A lo que quizá no ha atendido Sokal es a cómo mecanismos análogos operan frecuentemente en las llamadas ciencias duras.
La ciencia debe promover el error: ello es garantía de creatividad, de búsqueda, de debate; lo que no se debe hacer es fomentar el fraude. Quizás en el periodismo todo parezca más crudo debido a que la diferencia entre mentira y error parece estar más expuesta, pero las presiones hacia el fraude son análogas, como análogos son los sutiles mecanismos de la tergiversación, muchos de los cuales a todos nosotros nos resultan desconocidos.

* Doctor en Física. Profesor titular en UBA. Investigador del Conicet..."

Tomado de: Página 12.

lunes, agosto 11, 2003

¿Manifestaciones "no politicas"? ¿Antimanifestaciones que dejan desolados a sitios generalmente poblados de multitudes? Toda una nueva tendencia, tan curiosa como inexplicable, aparentemente motorizada a través del correo electrónico.

"TENDENCIAS

Un nuevo tipo de manifestación "no política" invade las grandes ciudades del mundo

Se llaman “Flash mobs” y reúnen multitudes en lugares determinados para realizar breves performances y evaporarse sin dar explicaciones. Ya se vieron en Nueva York, Londres, Berlín y París. Las organizan por e-mail.

Por Leander Caney.

Las “flash mobs”, cuya traducción aproximada al castellano es “multitudes relámpago”, surgieron en Nueva York, Estados Unidos, hace poco más de un mes, pero ya se están reproduciendo a toda velocidad en no menos de 40 ciudades del mundo. ¿De qué se trata, exactamente, el nuevo fenómeno? Es sencillo: una multitud de desconocidos se reúne repentinamente en un lugar predeterminado de alguna gran ciudad, monta una especie de “performance” o representación teatral y, así como llegaron, los participantes de van, sin dar explicaciones.

La primera de todas las “flash mobs” se realizó en junio, en la megatienda Macy’s, en el centro de Manhattan. Una persona que se hacía llamar Bill envió un e-mail en cadena invitando a una determinada cantidad de personas a reunirse en el sector dedicado a la venta alfombras, ubicado en el noveno piso de la tienda. Finalmente, unas cien personas se presentaron espontáneamente en el lugar y se pusieron a vociferar opiniones de toda laya sobre una pila de alfombras. Al rato se fueron, sin rendir a los sorprendidos empleados una mísera cuenta sobre lo actuado.

Desde entonces, diferentes “flash mobs” irrumpieron casi a diario en distintas ciudades de todo el mundo, entre ellas, Boston, Nashville, Roma, Singapur, Amsterdam y París. En Gran Bretaña, ya se organizaron eventos de este tipo en Birmingham, Sheffield, Dublin y, por supuesto, en Londres, la capital. Pero el furor de la tendencia se concentra en los EE.UU. y, dentro de la Unión Europea, muy especialmente, en Alemania, donde ya se planificaron encuentros por el estilo en más de 20 ciudades, todos programados por correo electrónico.

Hasta el momento, la mayoría de las “flash mobs” fueron caprichosas. A diferencia de las protestas antiglobalizadoras realizadas en Seattle, EE.UU., y Génova, Italia, las “flash mobs” no tienen fines políticos. En San Francisco, EE.UU., cientos de personas se pusieron a caminar en círculo durante un rato. En Dortmund, Alemania, una multitud invadió una tienda y todos sus miembros, simultáneamente, se pusieron a comer una banana. Evidentemente, en gran parte, el atractivo de las “flash mobs” reside en su naturaleza inexplicable.

“No sólo no las controla nadie, sino que nadie parece entenderlas”, dijo Sean Savage, un diseñador de páginas de Internet de San Francisco que registró la tendencia en su weblog, www.cheesebikini.com. A pesar de su creciente difusión, algunos temen que las “flash mobs” pierdan su atractivo, porque algunas de ellas, como la que se organizó la semana pasada en Berlín, Alemania, atraen a más periodistas y policías que a personas comunes. “Si la gente sigue repitiendo cosas que ya se hicieron, como irrumpir en negocios o hacer rondas en la calle, el tema va a perder fuerza”, dijo Savage.

Al parecer, a un manifestante “antimanifestación” anónimo se le ocurrió una idea novedosa: después de asistir a una “flash mob” celebrada en Minneapolis, EE.UU., sugirió un esfuerzo coordinado para, en lugar de inundar de gente un determinado lugar, dejarlo completamente vacío, abandonarlo. “En otras palabras, propongo todo lo contrario a lo que proponen los proyectos de manifestación. Los partidarios de la ‘antimanifestación’ queremos abandonar, durante un tiempo equis, un lugar que está permanentemente lleno”, dijo.

Después de criticar sin atenuantes de la mentalidad de los “flash mobers” y su excesiva dependencia al guión pautado online, el hombre sugirió que, “si la gente participara de nuestro abandono, el repentino aspecto fantasmal de, por ejemplo, la Grand Central Station de Nueva York sería escalofriante”. Además, recalcó que “la antimanifestación exige tan poco a sus participantes que, si nosotros dejamos el mismo lugar al mismo tiempo, seremos muchos más, porque, al vernos correr, las otras personas que estén en el lugar, participarían de la movida”.

© The Guardian

Traducción de Claudia Martínez..."

Fuente: Clarin

miércoles, agosto 06, 2003

Siempre he desconfiado de las grandes promesas. Mas aun, en los ultimos tiempos, de tanta "autoayuda", tan mercadeable "nueva era" y otros productos por el estilo. Ahora las opiniones de este autor, aumentan mi suspicacia.

"...Entrevista con el escritor canadiense Will Ferguson

"La autoayuda existe porque no funciona"

El autor de "Felicidad" presentó en Buenos Aires su libro, que lleva vendido un millón de ejemplares.

Se trata de una obra de ficción en la que satiriza el género que más ingresos reditúa al mundo editorial.

Y muestra la cocina de un sello que edita este tipo de textos.

Si algo tiene, a simple vista, el escritor canadiense, Will Ferguson, es mucho humor y nervios de acero. Y vaya si los tuvo a la hora de publicar un libro en tono satírico contra la industria editorial del género de autoayuda, que vende millones de ejemplares en todo el mundo y reimprime tiradas sin cesar.

El escudo protector de Ferguson -contra las feroces críticas que le llovieron del sector- fue el casi millón de ejemplares que vendió en todo el mundo hasta el momento, traducido a 21 lenguas. "Felicidad MR" (Marca Registrada) es la piedra del escándalo que este guionista cinematográfico devenido en escritor descubrió conociendo anécdotas sobre libros de autoayuda de boca, nada menos, de sus amigos editores.

En "Felicidad" (Emecé), Ferguson construye al editor Edwin de Valu - estresado, cínico y mal remunerado-, cuya tarea es "hojear" a medias el fárrago de originales de autoayuda que recibe para enviarlos, en su mayoría, al cesto de basura. En medio de un traspié financiero, la editorial Panderic Inc., donde De Valu desecha manuscritos, se ve obligada a publicar "¡Vive, Ama, Aprende!", un ejemplar de autoayuda escrito por un tal Tupak Soiree. El libro se convierte en la fuente de felicidad de miles de personas. Es un éxito y pone en jaque a toda la industria.

Para comprender mejor el tono del libro, es buena ocasión leer una reflexión inicial de Ferguson: "Yo tenía la percepción de que los autores de autoayuda eran siempre las personas más desequilibradas que uno se encontraba en cualquier gira de presentación. Hasta que una agente de promoción editorial me dijo: `Si alguna vez alguien escribiera un libro de autoayuda realmente útil, nos veríamos todos en un grave problema".

¡Y qué problema sería! Basta con poner el ojo en las cifras de ventas. Paulo Coelho, de Editorial Planeta, con un género que no es autoayuda propiamente dicha, pero que se le parece en la filosofía, lleva vendidos 45 millones de libros en el mundo y sólo en la Argentina, 1,5 millón de ejemplares.

El caso de Jorge Bucay, de Editorial Sudamericana no es distinto. Ha vendido más de 150.000 ejemplares en nuestro país. Sólo de "El Camino de la autodependencia". Sudamericana reimprimió 29 ediciones y del anterior, "El camino del encuentro", 20 ediciones. Las tiradas son de entre 10.000 ejemplares las primeras y 5000 las actuales.

-¿Cómo se animó a escribir contra los libros de autoayuda sin temer que su libro acabara en el cesto de basura?

-Yo había escrito libros de no ficción y cuando dije a los editores que tenía uno de ficción, ellos sintieron curiosidad. Sobre todo cuando supieron que era sobre una editorial. Después creo que se decepcionaron, porque no era tan incisivo como se suponía que fuera. Una vez publicado se acercó gente para contarme anécdotas peores de las que incluí. Mr. Mead, el editor de ficción, está basado en un publisher real con el que trabajé. Cuando lo encontré en la Feria del Libro de Nueva York, me dijo: "Yo sé en quién te inspiraste". Yo respondí: "Mmm..., no me parece que lo sepas". Luego dio un nombre y yo pensé: "Ni se lo imagina".

-Imagino que su agente estaría preocupada, ¿no?

-Mi agente estaba preocupada, porque decía que el libro no le importaría a quienes no están en el mundo editorial. Pero yo le respondí que a todos nos fascina conocer la cocina de una industria que produce libros, porque somos lectores. No es tan exagerado lo que cuento en el libro. Todas las anécdotas son reales.

-¿Buscaba polemizar con los editores de autoayuda?

-No, mi objetivo no era atacar a las editoriales. Yo buscaba jugar con la idea de un libro de autoayuda que funcionara y contar otra historia entretenida. Le pregunté a una persona de una editorial por qué hay tantos libros de autoayuda. Me respondió: "Hay tantos porque ninguno funciona". Me pareció fascinante que libros tan exitosos en ventas no lo fueran en su función. Si los libros de autoayuda sirvieran se habría escrito uno solo.

-¿Qué habría pasado si en lugar de escribir sobre los editores, alguno de ellos lo hubiera hecho sobre los escritores?

-Yo estudio de los editores, pero en el caso que usted comenta, hubiera sido tremendo, porque los escritores son gente muy egoísta. Cuanto menos gente los lee más egocéntricos son. Alguien que escribe poesía metafísica tiene un ego más grande que un escritor exitoso. Como vengo de la no ficción a la ficción, me parece fascinante. Los autores de no ficción piensan en la literatura como una artesanía, pero los de ficción la conciben como un arte y empiezan a ponerse míticos con la escritura.

-¿Cuál es su imagen de los libros de autoayuda?

-Es como estudiar los ovnis o el zodíaco; es empaquetar y vender consejos. Mi primer contacto con libros de autoayuda fue en la universidad. Por correo, compré "Cómo seducir chicas". El libro no funcionó y le eché la culpa. Mi segundo contacto fue una gira promocional por Canadá. Conocí a una exitosa autora de autoayuda que pregonaba en su libro "Cómo aprender a conectarse con otros en forma exitosa". Sin embargo, luego me vio tres veces y en ninguna ocasión me reconoció.

Por Susana Reinoso
De la Redacción de LA NACION

Felicidad con marca registrada

¿Por qué se venden tanto los libros de autoayuda? Dice Ferguson que "una de las claves es que los libros tienen tapas blandas y una promesa muy clara: siete hábitos para evolucionar, diez pasos para mejorar su vida amorosa, etcétera. Pero nunca veremos una edición lujosa, de tapas duras, y de 50 dólares en autoayuda. Quizá porque saben, en el fondo, que las recomendaciones no van a funcionar; la gente no invierte mucho dinero en estos libros, pero igual los compra. Es como la lotería: uno compra un billete y se dice "no voy a ganar", pero espera que funcione. Si un consejito funciona, la gente piensa que salvó la inversión. Lo que aún me sorprende es que los consejos son unívocos, aunque estén dirigidos a problemas muy diferentes. Es como la ropa talle único. El atractivo de la autoayuda es que nos dan la ilusión de la objetividad cuando prometen llenar nuestro vacío. Pero los problemas existenciales no los resuelve la autoayuda, cuyo motor es un optimismo naïf. Ese consejo de que nada es imposible para resolver nuestros problemas convierte la felicidad en un producto marca registrada..."

Tomado de: La Nacion. http://www.lanacion.com.ar/03/08/05/dq_516904.asp

lunes, agosto 04, 2003

Siento mas empatía por Hugh Heffner, me parece que su significación y presencia en la historia del siglo XX es mas profunda. Sin embargo, Larry Flint llama ahora mi atención porque desea hacer historia en el siglo XXI:

"...LA LUCHA POLITICA EN EL MAYOR ESTADO DE EE.UU.

Larry Flynt, el "rey del porno", quiere ser gobernador de California

El editor de la famosa revista "Hustler" afirma que eliminará el déficit colocando máquinas tragamonedas en todo el estado y promete seguir luchando por la libertad de expresión.

Marina Aizen. NUEVA YORK. CORRESPONSAL.

Que a Larry Flynt le encanta el exhibicionismo no es secreto. Pero, no sólo le gusta exhibir a mujeres desnudas en su revista, Hustler. También, disfruta enormemente mostrando la frivolidad del sistema político de los Estados Unidos. Durante el impeachment de Bill Clinton, por ejemplo, ofreció un millón de dólares a quien revelara los secretos picantes de algún puritano congresal republicano. Ahora, el rey del porno quiere ser candidato a gobernador de California, donde la política y el circo ya son la misma cosa.

"Dicen que la persona que tiene un nombre conocido tiene mejores posibilidades, así que ¿por qué no presentarse?", indicó el editor de Hustler al diario San Francisco Chronicle. "Creo que puedo hacer un mejor trabajo arreglando las cuentas fiscales que esos burócratas en Sacramento".

Puede que el establishment político no tome muy en cuenta la presencia de Flynt en la lista de candidatos. Después de todo, él no es la única "celebridad" que está tratando de ocupar el puesto del gobernador Gray Davis. Entre ellos, están, por ejemplo, Arnold Schwarzenegger, el héroe de Terminator, quien esta semana define si se presenta como candidato, y Angelyne, una rubia carnosa, de labios gruesos, que paga para mostrar su foto en las marquesinas de Los Angeles. Pero, a diferencia de la mayoría de los otros pretendientes a gobernador, el rey del porno tiene bolsillos muy profundos, y piensa hundir sus gordas manos en ellos, para tratar de conseguir su objetivo político.

Flynt dice ser afiliado al Partido Demócrata, y puede suponerse que como tal presentará su candidatura. Pero más que por cuestiones sociales, a él se lo conoce por su actitud militante a favor de la libre expresión, por la cual recibió un balazo de un maniático, que lo ha dejado confinado a una silla de ruedas de por vida. "A mí se me conoce por más cosas que la pornografía. Yo creo que eso se volverá evidente", sostuvo.

Ya en su página de Internet, LarryFlynt.com, él anuncia: "Hustler siempre ha estado involucrada en cuestiones políticas y sociales. Este sitio le dará la oportunidad a la gente para que conozca de dónde venimos y hacia dónde vamos, y cuáles son nuestras intenciones en cuestiones como la expresión, los derechos individuales y las libertades civiles".

Flynt dice que arreglará el enorme déficit presupuestario de California sin subir los impuestos, o recortar programas sociales que paga el Estado. En cambio, dice que equilibrará las cuentas del gobierno poniendo maquinitas tragamonedas en todas partes. No es extraño que a él se le haya ocurrido tal solución. Posee varios casinos, y sabe muy bien cuán redituables son.

"La gente me conoce", le dijo al Chronicle. "Saben que he dedicado casi toda mi vida adulta a luchar para expandir los parámetros de la libertad de expresión. La Primera Enmienda de la Constitución (que garantiza la libertad de prensa) me costó una bala. A mí me preocupan nuestras libertades más básicas, la erosión que ha ocurrido en estos últimos años. Me gustaría motivar a la gente y a que se preocupara más por lo que está pasando", agregó.

La vida de Larry Flynt aparece retratada en la película Larry Flynt, protagonizada por Woody Harrelson y Courtney Love. El filme recibió excelente crítica, pero la personalidad de su verdadero protagonista no siempre se lleva los mejores laureles. A él no le importa.

"California es el estado más progresista de la Unión", indicó Flynt. "No creo que nadie aquí tenga ningún problema con tener un truhán como gobernador", señaló el editor de Hustler..."

Fuente: Clarin (http://www.clarin.com)

 
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