Expedientes ALFA - OMEGA

Misterio e intriga de principio a fin... curiosidades, hechos bizarros e increibles, lo "paranormal": todo lo diferente a la cotidianeidad tiene lugar en esta bitacora de fenomenos e interrogantes de dificil respuesta... porque ¡aún no hemos perdido la capacidad de asombro!

martes, agosto 31, 2004

?Buenos días, pereza?: un exitoso libro aconseja cómo trabajar poco y que no se note

Flojera, fiaca, "dolce far niente"... sea como le llamemos es parte de la cultura global. Y ahora, en el estilo del "Elogio de la Pereza", muestra su comportamiento en la gran empresa a través de un polémico libro:

"...SOCIEDAD

?Buenos días, pereza?: un exitoso libro aconseja cómo trabajar poco y que no se note

?La cultura de empresa no es más que la cristalización de la estupidez? dice la escritora gala Corinne Maier en su último ensayo. El libro, inesperadamente, es un éxito editorial en Francia.

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Por Óscar Caballero.
Conexiones@claringlobal.com.ar

?Si usted no puede ganar más por trabajar más, tampoco perderá gran cosa por no dar golpe. Escoja los puestos más inútiles: consejo, control de calidad, investigación, estudios. Y nunca atraviese un pasillo sin una carpeta bajo el brazo?. Lo dice Corinne Maier en Bonjour paresse (Buenos días, pereza), un best seller inesperado en la escena literaria francesa, sobre el mundo de la empresa y ?su grotesca jerigonza?.

El libro salió, en primavera, en una editorial pequeña, Michalon. ?Habitualmente publicamos ensayos de sociología, que realmente no despiertan pasiones. La obra agotó los primeros 4.000 ejemplares y ya pasamos de 15.000?, comentan en la editorial. La promotora inconsciente del libro es la industria eléctrica, Électricité de France, EDF, que desde hace doce años tiene en plantilla a Corinne Maier, la autora. Y que reaccionó con una carta certificada a la publicación del libro. Maier la hizo pública y dobló las ventas.

El enfado de la EDF provendría de la mención, en contraportada, de la condición profesional (?investigadora económica en la EDF?) de Maier. En cualquier caso, el tono de la carta parece un pelín exagerado para un libro que en el fondo se inscribe en una larga tradición, que tiene una de sus cimas en ?El elogio de la pereza?. Y Maier, que echó los dientes con un primer libro sobre la jerga de los seguidores de Lacan, es más virulenta en el subtítulo del libro (Del arte y la necesidad de hacer lo menos posible en la empresa) que en ciertas definiciones de su obra; por ejemplo, ésta: ?La cultura de empresa no es otra cosa que la cristalización de la estupidez en un momento determinado?.

?Hace doce años que trabajo en la EDF y hasta hoy era invisible?, protesta Maier, a quien la mencionada carta culpa por ?deslealtad?. Uno de los cargos ??lee el periódico durante las reuniones?? provocó incluso la reacción del delegado sindical, quien contribuyó indirectamente a las tesis de la autora: ?Llegar a las reuniones con una pila de carpetas, y periódicos, para trabajar durante las reuniones, y demostrar así que uno va de cráneo y trabaja más que todos, forma parte del estilo del ejecutivo medio?.

Más tarde, el delegado agregó: ?El procedimiento disciplinario es ridículo y atenta contra la libertad de expresión?. Para un portavoz de la EDF, en cambio, el sabroso panfleto ?atenta contra el buen ambiente laboral; los colegas de la escritora no aprecian demasiado aparecer como incultos y holgazanes?. ¿No será una imagen generalizada? Cuando el gobierno del socialista Lionel Jospin (1994-1997) decretó las 35 horas semanales, el rumor recogía el descontento en EDF y la Educación Nacional: ya trabajaban 32 horas.

Pero lo más negativo, para Electricité de France, que tuvo sus más y sus menos con Bruselas, sería el eco extranjero recibido por el libro. El Financial Times dedicó primera página a ?las reglas alternativas de la vida en oficina?. Por ejemplo: ?trabaje lo menos posible?, ?jamás acepte un puesto de responsabilidad?; ?sea simpático con los contratados temporales, son los únicos que realmente trabajan...?

The New York Times se entusiasmó con capítulos como ?La empresa no es un humanismo?; ?Los cretinos con los que trabajáis?; ?Eludir el compromiso no comporta riesgo alguno?... Y reprodujo esta incitación: ?Comenzad vuestro trabajo de zapa mañana mismo?. El influyente Herald Tribune, su socio en París, reprodujo el artículo, que califica a Maier de ?heroína de la contracultura?, porque el libro justificaría ?los esfuerzos del gobierno de centroderecha por reparar el daño infligido a los hábitos laborales por los gobiernos socialistas que adoptaron las 35 horas?.

Por su parte, Yves Michalon, el editor, está en pleno nirvana: ?Recibimos artículos de Australia, de China, de Japón, de Argentina. Y la quinta edición se agota?. ¿Las próximas incluirán la carta de EDF a Maier, con el cargo de que ?sus actitudes revelarían la estrategia individual demostrada en la obra, para gangrenar el sistema por dentro??

En cualquier caso, el corresponsal de The New York Times apunta: ?Cuando Maier recibió la carta de su empresa la transmitió al sindicato, para que la defendiera?. De hecho, ?la entrevista empleada-empresa, para el 17 de agosto, fue pospuesta a septiembre?. Según EDF, ?a petición de la empleada, que ahora disfruta de sus vacaciones?..."

Tomado de: Clarín.

lunes, agosto 30, 2004

Sin celular ni carro... maravilloso

Me identifico plenamente con la autora del articulo. Descubri hace un tiempo que el teléfono celular me provoca tal estado de estres que llega a enfermarse (o estando enfermo, retardar mi sanacion). Siempre disfrute los viajes en tren y los añoro en este pais que (salvo el metro de Caracas, tan venido a menos) carece de infraestructura ferroviaria.

Tampoco tuve carro por un buen tiempo. No es que no lo necesitara, sino que no me gusta el tráfico de Caracas. Me gusta la conducción despejada, en carreteras. Pero mantener un carro significaba otras preocupaciones y realmente con el problema de estacionarse, cuidar que nada pasara, dejaba de hacer muchas diligencias que me resultaban mas practicas en metro o taxi. Ahora compre uno pero poco lo uso, solo lo indispensable.

En fin, no se expresarme tan bien como la articulista, asi que los dejo con ella.

"...OPINION

En tren y sin celular, por Beatriz Sarlo

No tener auto ni telefonía móvil es una especie de rareza en ciertas capas de la clase media. Los demás miran esta opción con asombro. Aunque pueda resultar más barata, cómoda y, además, ecológica.
BEATRIZ SARLO*.
bsarlo@viva.clarin.com.ar

Le señalé que a esa hora de la noche de un sábado, precisamente, estarían volviendo a sus casas gente cuyas ocupaciones están en Buenos Aires: vendedoras de tiendas y supermercados o mozos, por ejemplo; y que en esa compañía yo iba a sentirme perfectamente confortable. Mi amigo, que no pertenece a la aristocracia, me dijo que la diferencia estaba en la ropa. Yo, que tampoco pertenezco a la aristocracia, le dije que, si vamos al caso, la diferencia de ropa es algo que no puede ocultarse en ninguna parte ni a ninguna hora. Mi amigo, entonces, me dijo: "Por lo menos no lleves la tarjeta del banco ni el celular". Olvidaba, evidentemente, que no tengo celular, lo cual, a esta altura ya se había convertido en un signo de extrañeza. Conozco personas que no tienen televisión y lo presentan como una marca cultural que los elevaría por sobre los demás mortales. Conozco también algunos que no leen diarios argentinos sobre papel y se confían a lo que puedan sacar de las ediciones internacionales en Internet. Ninguno de esos dos grupos me pareció nunca demasiado simpático, precisamente por el gesto ampuloso de establecer una separación nítida entre ellos y el resto del mundo.

Me pregunté entonces si mi carencia de auto y celular me ponía en esa categoría de gente. Una especie de snobismo de la prescindencia que, si lo descubría en mí misma, no me iba a resultar agradable. Carecer de auto o de celular no garantiza ninguna superioridad. Lo que habría que ver es si se sostiene en una elección sensata. Hace pocas semanas, una investigación informó que el 75 % de la polución de la ciudad de Buenos Aires proviene del transporte automotor, incluidos los autos particulares. Quien vive en Buenos Aires tiene el privilegio de vivir en una ciudad con comunicaciones públicas razonablemente buenas; yo, que vivo en Buenos Aires, jamás he necesitado de un auto para ninguna actividad, en los horarios diurnos y nocturnos más variados. Naturalmente, si viviera a quince kilómetros delCentro, si tuviera que transportar niños o mercancías, el razonamiento caería en pedazos. Eso pensé en lo que respecta al auto. No se trataba de un signo de distinción sino de una opción barata y relativamente cómoda. Y, como bonus track, una opción ambientalista.

Lo del celular me resultó más fácil. Tengo un teléfono en mi casa y otro en mi oficina; ni chicos ni ancianos dependen de mí en términos de seguridad o circunstancias de vida; no soy médica, ni cadete, ni responsable de prensa de algún político, ni bombero voluntario.

Los usos que le daría al celular estarían restringidos, por ejemplo, a recibir llamadas en el subterráneo o el colectivo, en los restaurantes, cuando voy a comprar un libro o un par de zapatos, cuando tomo café con un amigo o camino por el barrio. Estos lapsos no son más extensos que dos o tres horas. Decididamente, el celular no está entre mis prioridades. Además no tengo que acordarme de dejarlo en casa, como me aconsejó mi amigo, cada vez que viaje en tren por el Gran Buenos Aires.

ESCRITORA Y ENSAYISTA

Tomado de: Revista Viva,Clarín.

domingo, agosto 29, 2004

Pasiones tecnol?ógicas

Entre tecnoadictos y tecnofobos, las oportunas reflexiones de un cientifico:

"...PENSAMIENTO

Pasiones tecnológicas

Para el científico Tomás Buch, el peligro de la tecnología no es su aparente descontrol, sino la exagerada dependencia y confianza en ella.

Por Ana Laura Pérez .

Para el común de la gente la tecnología es algo cada vez más extraño. ¿Hasta qué punto es real esa sensación?

A partir del Paleolítico, la tecnología es la característica diferencial de nuestra especie, pero ocurre que, desde hace poco, la evolución de las tecnologías se ha acelerado y se notan diferencias generacionales en las respuestas de la gente a esos avances. Es muy notable cómo los chicos suelen manejar las computadoras con mayor soltura que los adultos . Pero el riesgo es otro.

¿Cuál?

El peligro no es que percibamos la tecnología como algo diferente del ser humano, sino que ya no podamos prescindir de ella. Es la asociación de la tecnodependencia con la tecnofobia lo que puede producir efectos inesperados. Sin embargo, en general, la gente se acostumbra muy rápido a las nuevas comodidades.

No se ve claramente cuál es el riesgo.

El riesgo está en que desarrollemos una exagerada confianza en la previsibilidad de nuestras vidas. Hasta el pasado reciente, la vida era mucho más azarosa: uno podía morirse de cualquier fiebre desconocida o ser conchabado para el ejército si lo agarraban desprevenido por la calle. Ahora consideramos al trasplante de órganos como un derecho más que nos asiste.

¿Qué es exactamente la tecnofobia?

Tecnofobia es responsabilizar a la tecnología de los males de la sociedad. Se expresa como un miedo exagerado a una realidad muy compleja en términos técnicos. En ciertos casos instala temores específicos, como el miedo indiscriminado al cáncer. Socialmente se han elegido objetivos predilectos para ese odio, como la energía nuclear y las especies transgénicas.

Pero son tecnologías riesgosas...

Si bien cada tecnología está asociada a un riesgo, y es necesario tenerlos en cuenta, lo malo es cuando la fobia entorpece una evaluación objetiva y conduce a posturas extremistas. Es obvio que las radiaciones hacen mal si no se las controla. Pero también tienen beneficios. Y el rechazo abierto de ciertas tecnologías contrasta con la aceptación de otras, como el uso de combustibles fósiles, que está cambiando el clima. Le doy otro ejemplo muy simple: los automóviles matan a mucha más gente que los aviones, pero es mucha más la gente que teme volar que la que teme viajar por tierra; y aún así, desdeñan medidas de seguridad elementales como usar cinturones y revisar los frenos. De modo que las actitudes tecnofóbicas más diversas tienen, en general, poco que ver con los riesgos reales.

Desde Aristóteles, siempre hubo opositores a las nuevas tecnologías. ¿Qué tiene de nuevo esta tecnofobia?

No debemos confundir los avances científicos con sus impactos tecnológicos, aunque existe una estrecha relación recíproca entre ambas actividades. En la actualidad, la resistencia a los avances científicos proviene solamente de ciertos fundamentalistas bíblicos que aún combaten contra la teoría de la Evolución y las leyes de la termodinámica.

Entonces, ¿cuáles son las raíces de la tecnofobia actual?

Una de las raíces de la tecnofobia está en la percepción de la pérdida de los fines en, y por parte de, una sociedad hipertecnificada. Por ejemplo, no es culpa de la televisión, como objeto tecnológico, que predomine la chabacanería y el sensacionalismo. Creo que la tecnofobia verdadera se basa en la convicción de que el ser humano ha tocado zonas demasiado sensibles al meterse en las intimidades de la materia para usarlas para fines malvados -las armas nucleares son la máxima expresión de esto- y en las intimidades de la vida para lucrar.

Entonces el eje sigue pasando por las ya conocidas críticas contra la destrucción nuclear y el desempleo.

BR> No creo que esas sean las principales objeciones, aunque sí son las más fundadas. El impacto de la tecnología sobre el empleo es un tema pendiente y respecto a la ecología, tiene mucho que ver el estilo de desarrollo depredador de recursos naturales. La tecnología da los medios para talar toda una selva o vaciar un mar de sus peces, pero no es la que provee las razones para querer hacerlo.

¿Cree que es razonable la desconfianza de la tecnología?

Creo que hay razones para desconfiar del sistema social, más que en la tecnología como tal. Si el fin último de los humanos no fuese el lucro sino el bienestar de todos la tecnología podría contribuir a alimentarnos a todos y a darnos a todos una vida plena y creativa. Además, creo que las acciones tecnofóbicas encaran al enemigo equivocado.

¿Por ejemplo?

El principal problema de la minería es una pésima ley de los 90 y no el empleo de tales o cuales tecnologías.

¿Qué piensa, en cambio, de aquellos que creen que la ciencia es infalible?

Los creyentes en la infalibilidad de la tecnología son tan nefastos e irracionales como los tecnófobos. Sin embargo, la ciencia es crítica de sus propios resultados, mientras que las afirmaciones dogmáticas son esencialmente autoritarias. Incluyendo aquella de la religión de la técnica que afirma que, siempre, los males ocasionados por la tecnología se corregirán con más tecnología.

Quén, qué

Tomás Buch nació en Berlín, en 1931, pero se radicó en la Argentina siendo chico. Es licenciado en Química por la UBA y doctorado en la Northwestern University (EE.UU.). Docente universitario, se dedicó al desarrollo de nuevas tecnologías en la empresa INVAP y a la divulgación con los libros El Tecnoscopio y Sistemas Tecnológicos (Aique) y el flamante Tecnología en la vida cotidiana (Eudeba).

Para seguir pensando
LIBROS
El manifiesto del Unabomber Atribuido a Theodore Kaczinski (1995). Proclama antitecnológica del matemático estadounidense acusado de matar a varias personas con cartasbomba..."

Tomado de: Clarín.

lunes, agosto 23, 2004

Otra hipotética ubicación de la mítica Atlántida... ¿ utopía en Irlanda ?

"...SOCIEDAD

Un geógrafo sueco dice que la Atlántida, la mítica ciudad sumergida, en realidad es Irlanda

Se llama Ulf Erlingsson y es catedrático de la Universidad Uppsala de Suecia. Apenas abrió la boca, sus colegas irlandeses lo tildaron de irresponsable. El insiste y presentará pruebas en un próximo libro.


Angelique Chrisafis. The Guardian
conexiones@claringlobal.com.ar

Durante años, la única relación entre Irlanda y la Atlántida, la ciudad hundida más famosa del mundo, fue el actor norteamericano de origen irlandés Patrick Duffy, que protagonizó precisamente al Hombre de Atlántida en la serie televisiva de culto de los años 70. Pero ahora, un geógrafo dice que la ciudad que según la descripción del filósofo griego Platón, se hundió bajo una ola gigantesca hace 12.000 años, en realidad era Irlanda.

Ulf Erlingsson, de la Universidad Uppsala de Suecia, llegó a Irlanda la semana pasada para enfrentar una ola de críticas por parte de los académicos locales, para quienes su teoría es un tanto bizarra. ?Sé que voy a recibir críticas?, dijo Erlingsson. ?Pero aceptemos que tengo razón hasta que otros puedan demostrar que estoy equivocado?. En un libro que se publicará la semana que viene, el doctor Erlingsson dice que las descripciones que hizo Platón de la Atlántida coinciden exactamente con Irlanda. ?Al igual que la Atlántida, Irlanda mide unos 480 kms. de largo, unos 320 kms. de ancho y es más ancha en el medio?, dice. La ciudad descripta por Platón tenía una llanura central rodeada de montañas. ?Analicé los datos geográficos y de las 50 islas más grandes hay una sola que tiene una llanura en el medio: Irlanda?.

A lo largo de la historia, a la Atlántida la han ?ubicado? en miles de lugares diferentes, bajo el desierto de Sahara, cerca de las islas Azores, en el Egeo, en el fondo del Atlántico y, hace dos meses, en el sur de España. Algunos piensan que la ciudad sólo existió en la imaginación de Platón. Mark Hennessy, un geógrafo del Trinity College de Dublin, dice que la teoría de Erlingsson es ?extremadamente rebuscada?. Colin Breen, profesor de arqueología marítima de la Universidad de Ulster, dice: ?Conocemos cómo es el fondo del mar alrededor de Irlanda. Si allí hubiera una ciudad perdida, lo sabríamos?.

Ulf Strohmayer, director de la cátedra de Geografia en el University College Galway, Irlanda, describió las explicaciones de Erlingsson como una expresión de deseo para satisfacer la necesidad de encontrar una utopía pasada.

© The Guardian. Traducción de Claudia Martínez. .."

Tomado de: Clarín.

sábado, agosto 14, 2004

La "Filosofía de lo Neutro" de Barthes

"...LECTURAS

Fragmentos sobre lo neutro

Uno de los últimos cursos que dictó Roland Barthes, en 1977, abordó "lo neutro", como utopía de paz respecto de los múltiples significados en lucha. Sus notas ahora se publican en castellano.

JOSE FERNANDEZ VEGA.

Sólo un artista de la digresión como Roland Barthes pudo asumir el riesgo de dedicar un curso entero ?unas 26 horas lectivas en total? a "lo neutro". ¿Qué se puede decir acerca de semejante tópico, en apariencia tan árido como limitado? La sensación, por momentos, es que el profesor se pierde por todas la ramas y apenas habla del asunto; el resultado final, sin embargo, es un fascinante registro de las reverberaciones del tema, incluso una genealogía. La oportuna cita clásica y una retórica proverbial fueron, desde siempre, los exquisitos recursos de Barthes. ¿Qué lo impulsó entonces a esa elección particular? Un cierto anhelo personal, pues "se estudia lo que se desea o lo que se teme", aclara Barthes, "el nombre auténtico del curso podría haber sido: El deseo de lo neutro".

Un trasfondo biográfico apenas velado es otra característica saliente de este curso que "describe más bien faltas, fantasmas, 'imposibilidades'". Pues lo neutro implica una fuga del yo, pronombre central de la modernidad. La tradición que mejor encarna esta tendencia no es occidental ?demasiado ególatra, dinámica y conflictiva? sino esa suspensión subjetiva que caracteriza al Tao y con la cual conseguiríamos liberarnos de la esclavitud de sostener la propia imagen. En este Oriente real o imaginario, en todo caso, anhelo del profesor, lo neutro es un territorio liberado.

Barthes aspira a un imposible: la crítica del discurso a través del discurso. Bien consciente de esta tensión esencial, lo neutro se le aparece como una llave para salir del encierro ideológico inscripto en la lengua. Porque la semiología (o estudio de los signos) que Barthes practicó tiene en el lenguaje su primer gran objeto de estudio, si bien no el único. Y una semiología de lo neutro debería empezar por reconocer en el término una categoría gramatical que vence el paradigma de los géneros masculino-femenino. La recuperación del origen latino de la expresión resulta elocuente: "ni uno ni otro". Lo neutro es, por tanto, aquello que escaparía a ese omnipresente juego de oposiciones tan típico de la organización de nuestro conocimiento en cualquier campo. Plural y productivo, lo neutro soporta los mismos prejuicios culturales que la figura del andrógino.

Un año antes de iniciar este curso, en la solemne ocasión de su lección inaugural en el Collège de France, ámbito consagratorio donde desde entonces ejercería la docencia, Barthes lanzó una célebre provocación. El lenguaje es fascista, afirmó, puesto que no es tanto lo que impide expresar cuanto lo que obliga a decir. La idea es subsidiaria de una conocida fórmula de Foucault (artífice del ingreso de Barthes al Collège) según la cual el poder, antes de reprimir conductas, las produce y crea realidades. En efecto, cuando iniciamos cada frase estamos sometidos a reglas que exigen respeto a un orden de concordancias. Lo neutro, en cambio, permitiría esquivar dichas coacciones. Por usar otra célebre tesis de Barthes, el estilo neutro es aquel con el cual la literatura contemporánea da cuenta de la crisis histórica; el "grado cero" de una escritura ?había dicho veinte años antes? es una marca de modernidad radical.

Lejos de la extravagancia o del capricho estelar, el tema de su curso es por tanto desenlace de un antiguo programa de investigación sobre las relaciones entre lengua y sociedad. Con todo, en 1978, terminó sufriendo una curiosa redefinición. Su interés por lo neutro como "signo" de la historia, esencial en sus trabajos previos, sufrió un eclipse. En su etapa más politizada, Barthes había definido a la escritura neutra como solidaria con las conmociones del "mundo burgués". Años más tarde, y ya aplacados los fuegos subversivos de la protesta estudiantil de 1968, lo neutro se cristaliza como concepto y no reconoce otras causas que no sean, por así decir, emocionales.

Lo neutro se volvió ese remanso que busca la fatiga, un sedante para el narcisismo, la paz que sortea las luchas, las constricciones morales o las imperativas tomas de posición pública que saturaron a los intelectuales sesentistas. De los miembros de su generación, Barthes fue quien mayor fidelidad guardaría al legado filosófico de Sartre; pero en este curso toma distancia. Porque lo neutro plantea una alternativa al compromiso, consigna ética y poética del existencialismo que tiñó los debates de dos décadas. Un paradigma político muestra aquí síntomas de agotamiento; en estas clases, y mucho antes de que los heraldos culturales del neoliberalismo comenzaran a celebrar, se percibe que un gran relato épico está concluyendo.

Barthes aspiraba, simplemente, a una pausa respecto de la exigente moral militante. Su viejo intento por desconectar discurso y poder, aún defendido con vigor en su ingreso al Collège, perdía mordiente pública. Lo neutro significó una pieza clave para esa operación; pero aquel programa, aunque siempre plasmado de modo fascinante, se inclinaba de pronto hacia lo privado. Pareciera que una compleja coyuntura lo hubiera desbordado; en ella se combinaban desgracias personales (la muerte de su madre para quien luego escribió su gran obra tardía sobre la fotografía como un largo epitafio) con desilusiones políticas y culturales mayores. Una frase ocasional del profesor revela la intensidad del momento: "Toda mi vida vivo este vaivén: atrapado entre la exaltación del lenguaje (goce de su pulsión, escribo, hablo, incluso como ser social, pues publico y enseño) y el deseo, el gran deseo de un descanso del lenguaje, de una suspensión, de una exención".

Leídas un cuarto de siglo más tarde se localizan en estas lecciones muchas señales del camino hacia el posmodernismo. Sin la prepotencia que llegó a asumir esa tendencia al volverse dominante, aquí se trata más bien de un estilo personal que defiende sus prerrogativas: la mirada inorgánica, concentrada en los matices, despojada de las grandes conclusiones y de otros procedimientos académicos habituales (el programa, la bibliografía). En 1978 Barthes está en el apogeo de su fama y de su reconocimiento institucional, pero el mundo se dispone a encarar una década que terminará desbaratando todas las ilusiones transformadoras que él había alentado al comienzo de su fulgurante carrera. Una nueva sensibilidad, a la vez subversiva y conservadora, se irá estableciendo lentamente en París y desde allí se proyectará hacia el mundo en lo que acaso fue la última campaña realmente napoleónica de la cultura francesa, tan sometida hoy al academic-way-of-life anglosajón.

Restos de su arraigada, siempre distinguida, combatividad se conservan en la voz del profesor agobiado. Aún resuena en ella el tono desafiante y la vocación por no proyectar apologías sobre lo existente, por desentrañar lo real, esa energía que el posmodernismo perdió cuando se limitó a hacer las paces con el mundo tal cual era, describiéndolo y festejándolo. Apaciguado político, Barthes murió en febrero de 1980 sin llegar a constatar la ironía de lo neutro. Progresivamente dueño de la escena, se tornó consigna canónica, banal. La época de la neutralización de la política, de su naturalización (el manido pensamiento único, por ejemplo) se iría asentando con la globalización. La demanda contra las alternativas de hierro de la modernidad, supuesto fascismo (cosa que sin duda también era), tendría como paradójica consecuencia la eliminación de las alternativas. No se hablaba más que del goce y del pluralismo; acaso se intentaba decir que los deseos habían entrado en una larga fase de suspenso.


Barthes básico

FRANCIA 1915 - 1980, CRITICO

Fino escritor, teórico y docente, tuvo influencia decisiva en la semiología y en la crítica literaria. Su "proyecto", se dijo, consistió en tratar la literatura como experiencia de la libertad. Inicialmente interesado por el carácter social del lenguaje (éste nunca es "neutro"), contribuyó a dar sentido teórico y a desmitificar a la semiología (rechazando su aspiración a ser una ciencia "cerrada"). Echó por tierra la idea de que el significado de una obra proviene de una realidad que representa o de una mente que expresa (lo llamó "la muerte del autor").


Así escribe: "Contra la entrevista"

La respuesta: parte del discurso constreñida por la forma "pregunta". Quiero señalar que siempre hay un terrorismo de la pregunta; en toda pregunta está implícito un saber.

La pregunta niega el derecho a no saber, o el derecho al deseo incierto en algunos sujetos ?entre los cuales me cuento?, toda pregunta desencadena cierta agitación; sobre todo si la pregunta es, o se pretende, precisa (la precisión como poder, intimidación: el gran truco de poder de la ciencia) siempre, ganas de responder sin precisión a las preguntas precisas (...) toda pregunta puede ser leída como una situación de cuestionamiento, de poder, de inquisición (el Estado, la burocracia: personajes muy cuestionadores).

Misma situación de poder en las entrevistas:

a) presupone que uno sabe responder a las grandes preguntas -disertaciones (¿qué es la escritura? ¿la naturaleza?, ¿la salud?, etc.), que uno debe interesarse por la pregunta, que debe aceptar la manera en que está planteada;

b) la multiplicación de las entrevistas, la arrogancia, la conminación de la demanda: índice del ascenso actual del periodismo como poder.

Entrevista (preguntas sobre todo): derecho a regalía del periodista sobre el entrevistado.

Entrevista: tiende a reemplazar a la crítica (...) No vale la pena comentar un libro: interroguemos al autor; pero el derecho, la influencia del periodista (su voz distante) vuelve bajo la forma del presupuesto de las preguntas, del terrorismo de la pregunta: periodista: una especie de agente de policía que nos quiere, que nos desea el bien, pues nos da la palabra y nos abre la publicidad. (...)

Pregunta: quizá la peor de las violencias. Recordar la afirmación freudiana: toda pregunta: voluntad de saber sexual (interrogación sobre la escena primitiva). En este sentido, toda pregunta es indiscreta, es ?cualquiera sea la sublimidad de los contenidos? búsqueda de la sexualidad del otro cuál es tu sexualidad voyeurismo, obligación a la exhibición.

De "Lo neutro - Curso del Collège de France, 1978", Buenos Aires, Editorial Siglo XXI, 2004. Trad. de Patricia Willson..."

Tomado de: Revista Cultura Ñ, Clarín.

jueves, agosto 12, 2004

El apasionante futuro del chip, adelantado por un famoso gurú informático

Pat Gelsinger es el vicepresidente y máximo responsable tecnológico de Intel, compañía que produce los chips de cuatro de cada cinco computadoras del mundo. ?En el futuro habrá sensores distribuidos en el cuerpo, en las viviendas y el entorno?, profetiza.

Alex Barnet. www.intel.com

domingo, agosto 08, 2004

Bobby Fischer, perdido en Tokio

¿Donde se encuentra el sutil límite entre la genialidad y la locura?

"...PERSONAJE

Bobby Fischer, perdido en Tokio

El genio precoz y solitario tuvo una vida desdichada. Es una leyenda del ajedrez, pero no soportó el peso de la fama. Agobiado por delirios paranoicos, pasó tres décadas huyendo de la exposición pública y desafiando al gobierno de su país, EE.UU. Ahora, detenido en Japón, podría pasar diez años en la cárcel si es extraditado.

Diego Heller. dheller@clarin.com

Tal vez, por un momento, bendijo al empleado que le decía: ?Perdón, señor Fischer; la ley no nos deja margen... Queda detenido?. El aludido, un fantasma de 61 años, sabía que sus días de huida terminaban.

¿De qué le sirve hoy tener 184 de coeficiente intelectual? De nada. El Mozart del ajedrez, el que usó los escaques como pentagrama, sufre el encierro. El, que fue el mejor ajedrecista de la historia, se sabe perdido en Tokio. Se lo ve triste, solitario y final, casi sin amigos. Se queja de malos tratos mientras ve pasar los días en una habitación del aeropuerto Narita.

El hombre está solo y espera un milagro. Ruega que no lo extraditen a EE.UU., donde podría pasar diez años preso. Mendiga el asilo de otro país. Es una sombra del Bobby Fischer que en 1972 se llevaba el mundo por delante.

El lobo estepario

La historia del mago del ajedrez arranca con el llanto de rigor, el 9 de marzo de 1943, en una maternidad de Chicago, en EE.UU. Regina Wender ?una culta enfermera suiza? había empezado con las contracciones diez horas antes. El parto fue doloroso, y el retoño fue bautizado Robert James Fischer. No lo sabía entonces, pero el apellido sería el único nexo con su padre, un físico alemán llamado Gerard que dos años más tarde haría abandono de hogar.

Bobby tiene una infancia tan nómade como triste. Aferrado a las piernas de su hermana Joan ?seis años mayor?, sigue a su madre de Chicago hasta Brooklyn, haciendo una escala técnica en Arizona. No sobra la plata en el hogar de los Fischer, y mamá trabaja en doble turno. Bobby, un chico precoz pero nada gregario, crece solo. ?Los niños que crecen sin padres son como lobos?, diría más tarde. De tanto en tanto, él y Joan matan las horas jugando al ludo. Hasta que un día Regina compensa sus largas ausencias con un regalo: un ajedrez de dos dólares.

Bobby, que tiene seis años, se hizo adicto al juego. Al cabo de unas pocas semanas, Joan no es rival para su hermanito, que ya empezaba a ahondar en el estudio de aperturas y demás sutilezas técnicas. Es tal su obsesión con el juego, que no deja de imaginar jaques y enroques ni en clase. Un lustro más tarde, abandona Erasmus Hall, el colegio que le parecía una cárcel. Su madre, maldiciendo el día en que compró aquel regalo, tira la toalla. Si Bobby sólo vive para el ajedrez ?se dice?, que lo haga con seriedad.

Así, Regina contacta a John Collins, un profesor que preparó a varios Grandes Maestros. El hombre apadrina a Fischer; le dice qué libros debe leer; lo ayuda a depurar su técnica; lo convierte, al cabo, en un campeón. Pronto, Bobby desarrolla un estilo único. Gran estratega, ejecuta finales de partida con el pulso de un cirujano. No tiene talón de Aquiles a la vista: parece haber estudiado todas las partidas de la historia. Es agresivo desde la primera movida, y martiriza a sus contrincantes. En el ambiente ajedrecístico se rumorea que es un sádico que disfruta prolongando la agonía del rival, que demora el jaque mate hasta ver al contrario de rodillas.

A los trece años, es campeón juvenil de su país y derrota a Donald Byrne en la que es considerada la mejor partida de la historia del ajedrez. En ella, Bobby entrega su dama pero termina arrasando a su oponente. Siente orgullo al leer en un diario: ?Si un niño hace tales jugadas, de él saldrá algo?.

A los quince años, Bobby deja de ser una promesa. Sin transpirar, se consagra campeón nacional y lo empiezan a buscar los medios. El, remiso, da un par de entrevistas. En una, admite que apenas se sienta frente a un tablero, su única meta es aniquilar al otro. ?Cuando juego, quiero destruir el ego del rival?, confiesa. Todo el país habla del niño campeón; del rubiecito que se pone a llorar si lo derrotan.

¿En el nombre del padre?

Los burócratas de la Unión Soviética toman nota del talento del chico, y en 1958 lo invitan a Moscú, cuna de los mejores ajedrecistas del mundo. Allí viaja Bobby, sin sospechar que cada uno de sus pasos es seguido con atención por la CIA. Los agentes vigilaban a su madre desde hacía tiempo: creían que era espía de la KGB, aunque jamás pudieron probarlo.

Cuando Bobby regresa a casa, su relación con Regina empieza a ir cuesta abajo. Ella, una mujer hipocondríaca, descubre que ya no puede convivir con su hijo. En el 61, cuando su madre se muda a Europa ?Joan ya estaba casada?, Bobby queda solo en Brooklyn. El hogar se convierte en un santuario dedicado al ajedrez. Hay tres camas, y Fischer instala un tablero al lado de cada una: mueve las piezas 14 horas al día. ?Yo le doy al ajedrez el 98% de mi energía mental?, explica. No se le conocen amistades femeninas, lo que no es extraño si se atiende a su misoginia. ?Las mujeres son débiles; si se las compara con los hombres, son estúpidas?, decía por esos días. Pasan los años, sigue acumulando títulos, y se harta de Nueva York.

A los 25 años, hastiado, se muda a Pasadena, en California. Allí lee con avidez Mi lucha ?de Adolfo Hitler? y Los protocolos de los sabios de Sion, dos pilares teóricos del antisemitismo. Los psicólogos suponen que extrapola el odio a su madre ?judía ella? en una aversión a todos los judíos.

No se sabe con certeza cuál fue la causa de un encono que hizo que Regina y él no se hablaran por tres décadas, pero sus biógrafos suponen que en 1960 madre e hijo tuvieron una pelea sin retorno. Los más osados aventuran que ella le habría confesado que su verdadero padre no era Gerard Fischer. Según las malas lenguas, su progenitor fue Paul Nemenyi, un químico húngaro que en 1942 trabajaba en Chicago para el Proyecto Manhattan, en el desarrollo de la bomba nuclear que en 1945 devastaría Hiroshima y Nagasaki.

Los caprichos de un genio

Pero volvamos a fines de los 60, época en la que Fischer muta en Bobby, el caprichoso. Obsesionado con la idea de ser campeón mundial, se prepara para retar a Boris Spassky, el ruso que detenta el título. Tras pasar años denunciando la corrupción de sus colegas soviéticos (?arreglan las partidas?), logra su oportunidad. En julio de 1971, Bobby aterriza en Buenos Aires, donde definiría frente al ex campeón Tigran Petrossian quién enfrenta a Spassky. Los porteños ven llegar a un Fischer muy distinto del que había pasado por Mar del Plata en 1960 (jugando un torneo mediocre y, se dice, usando su suite del Provincial para debutar con una señorita). Bobby, ahora, es un joven histérico que huye de los periodistas, un enfant terrible que hace pedidos extravagantes. En el Teatro San Martín, hace cambiar luces, tableros y butacas. Luego, arrasa a su adversario. En sus días libres, escucha a Sandro y Sabú, pasea con sus colegas Miguel Najdorf y Miguel Angel Quinteros o compra zapatos al por mayor. Trajes, tiene de sobra: unos 180.

Un mediodía, comiendo con don Miguel, da muestras de su escasa urbanidad. A pesar de los ruegos de Najdorf, no levanta los ojos de su tablero portátil para saludar a una dama. Sin saberlo, le hace un desplante a Mirtha Legrand.

En julio de 1972, Fischer debe viajar a Islandia, donde Spassky lo espera rodeado de analistas para disputar el partido del siglo. Bobby llega acompañado sólo por un amigo ?Bill Lombardi?, pero antes hace el numerito usual. Dicen que no quería viajar porque en la tele de Reikjavik no se emitía su serie favorita; en verdad pedía más plata. Apenas aumentan el premio a 250 mil dólares, sube al avión. La orden del secretario de Estado Henry Kissinger, ansioso por ver una victoria de su país en plena Guerra Fría, lo tenía sin cuidado. ?Mueva el culo; tome el primer vuelo?, le habría dicho.

Al regresar a casa, Bobby es recibido como un héroe: solito y solo, se había encargado de demostrar que EE.UU. no era un país de vaqueros que no sabían usar la materia gris. Es su momento de gloria, pero algo se rompe en su frágil psiquis. Agobiado por la súbita fama mundial, no soporta la presión. Le ofrecen cinco millones de dólares en contratos publicitarios, pero los rechaza. Las mujeres lo avanzan, pero a él le repelen. De improviso, desaparece de los lugares que solía frecuentar. Se cuchichea que vive con unos amigos, o que se sumió en un grupo de fanáticos religiosos. El nada dice, pero en 1975, tras rehusarse a defender el título, se esfuma del mundo.

Después de lograr que la serie de partidas no sea filmada ?arguye que el zumbido de la cámara lo distrae?, Fischer da una cátedra de ajedrez. Spassky se muestra cada día más nervioso, con la confianza esmerilada. En un manotón de ahogado, los soviéticos acusan a Bobby de hipnotizar a su rival. La protesta no tiene eco, y Fischer se consagra campeón mundial con un score de 12 1/2 puntos a 8 1/2. Su rival, temeroso de las represalias del Kremlin, se exiliaría en Francia.

Un fantasma paranoico

Un tipo dice que lo vio en Chicago, y que parecía un mendigo. Otro, que se recluyó en un monasterio. Un tercero, que se hizo una estética. Nada en concreto se sabe hasta un día de 1981, cuando regresa a la tapa de los diarios. Un policía lo había confundido con un ladrón de bancos prófugo, y pasó tres días preso.

Vuelve a ser un fantasma, y esta vez tardará once años en reaparecer. Poco se sabe de este período, salvo que cae en una espiral paranoica que parece no tener fondo. Según los escasos amigos que lo ven, jamás se desprende de un maletín negro, donde guarda píldoras de serpiente. Bobby, dicen, cree que la KGB intenta envenenarlo y sólo confía en antídotos indígenas. Es tal su pánico, que un dentista debe sacarle las emplomaduras de sus dientes: cree que le implantaron micrófonos en miniatura. Pasa su peor etapa. Rechaza ofertas millonarias para volver al ruedo (?tenía pánico de perder?, dicen sus amigos) y, en la miseria, empieza a vender su tiempo. Por una hora de charla telefónica, cobra 2.500 dólares. ?El ajedrez es una masturbación mental?, les repite a todos. Suena deprimido.

Volver, con la mente marchita

En 1992, un Fischer desmejorado da la cara. Tentado por los 3,5 millones de dólares que le pagan por reeditar su match con Spassky, vuelve a jugar en público. Reaparece en Yugoslavia, un país arrasado por la guerra, y sobre el cual pesan sanciones de la ONU.

El Departamento de Estado de EE.UU., enterado de la intención de Fischer de jugar allí, le envía una carta conminándolo a no ir, so pena de prisión. Bobby no sólo desafía la orden: en la conferencia de prensa en que se presenta la gran revancha, toma el papel membretado y lo escupe. Luego, explica: ?No apoyo las sanciones contra Serbia porque no creo en la ONU, y porque el gobierno de mi país apesta. Como la Guerra Fría terminó, ya no les soy útil?.

Los especialistas, aburridos, dicen ver a dos dinosaurios con los reflejos anquilosados. Gana Fischer, pero poco importa. Es evidente que el mejor jugador de la historia ya no es el de antes. Su talento está oxidado, y sólo sus manías ?en el hotel exige que eleven su inodoro? recuerdan al viejo Bobby. En lo que todos reparan es en que el hombre, ya casi cincuentón, está enamorado. Zita Rajcsansyi ?una húngara de 18 años? no lo deja solo un segundo. El amor no dura mucho, empero (ella dice: ?es como un niño?), y Bobby pasea su corazón roto por el mundo, otra vez de incógnito.

Vive en Hong Kong, Suiza y Hungría. Inventa un nuevo tipo de ajedrez (el Fischerandom), pero nadie lo juega. En 1996, viene a la Argentina para presentarlo. No le pagan lo que exige, y vuelve a Budapest ofuscado. Luce triste.

Los últimos cinco años, los pasa en tránsito perpetuo. En Filipinas, su penúltimo refugio, enamora a una tal Justine: la chica, a la que le lleva 40 años, lo hace padre de una beba, Jinky.

En 1999, halla otra afición: la propalación de barbaridades vía radio. En un raid de apariciones fantasmagóricas por emisoras filipinas, Bobby escandaliza. ?Los judíos me persiguen?, dice un día. ?EE.UU. es una dictadura brutal y Bush es un retardado?, sigue haciendo amigos. Y el 11 de setiembre de 2001, al ver caer a las Torres, brama: ?Al fin les dan una patada en el culo. Ojalá EE.UU. desaparezca del mapa?.

En diciembre pasado, su pasaporte estadounidense es revocado. El 15 de julio, cuando quiere dejar Tokio para visitar a su hija en Manila, es detenido. Lo acusan de intentar dejar el país sin un pasaporte válido. Al cierre de esta edición, está bajo custodia, a la espera de una decisión acerca de si se lo extradita a EE.UU.: allí puede pasar diez años en la cárcel.

Su más fiel amiga, Miyoko Watai, augura un futuro sombrío. ?No quiere volver a su país: allí lo esperan la prisión o la muerte prematura?, dice. En breve, la justicia japonesa decidirá qué hace con su huésped. Con ese fantasma agobiado, que tanto se parece al gran Bobby Fischer..."

Tomado de: Clarín.

viernes, agosto 06, 2004

Audrey y Francisco: una trágica historia de amor a 170 metros de profundidad

Hace algunos años (no tanto) en mi época de buzo activo CMAS - FVAS y dirigente distrital de la disciplina, tuve el honor de conocer a "Pipín" en la Sede de la (extinta) Petróleos de Venezuela - PDVSA, escuchar de su boca anécdotas bizarras, desmedidas como todo lo relacionado con su actividad de hombre - record. Incluso lo puse a rabiar y reir imitando al Fidel de marras con su "patria o muerte, viva Cuba Libre..."

Luego sucedio su historia de pasión y tragedia que ahora el director de "Terminator" y "Titanic" proyecta llevar a la gran pantalla.

"...SOCIEDAD

Audrey y Francisco: una trágica historia de amor a 170 metros de profundidad

Ella, francesa, murió tras lograr el récord de inmersión (buceo) en 2002. Un año más tarde, su esposo consiguió ?como homenaje? la misma marca. El director James Cameron contará la historia en una película protagonizada por Salma Hayek.

Mariana Nisebe. De la Redacción de Clarín.com
mnisebe@claringlobal.com.ar

Considerado como el más viejo de los deportes de riesgo, la inmersión en apnea (pausa respiratoria) encuentra en sus raíces a hombres y mujeres que, conteniendo la respiración, se sumergían en el mar en busca de perlas, esponjas y frutos preciados, y a los guerreros griegos que enviaban a zambullidores a sabotear naves enemigas. Pero, sin duda, su difusión masiva llegó con ?Azul profundo?, la película de Luc Besson que, inspirado libremente en la vida del buceador francés Jacques Mayol, el primero en descender a 105 metros en apnea, mostraba al mundo este apasionado y arriesgado deporte.

Es posible que para un ciudadano común no exista causa alguna que le motive a intentar permanecer bajo el agua de su bañera más de un minuto, aguantando la respiración, para conocer cuáles son sus propios límites físicos y hasta dónde puede forzarlos. Pero para el matrimonio integrado por la francesa Audrey Mestre y el cubano Francisco ?Pipín? Ferreras, sumergirse era ?todo?. Su trabajo conjunto les había permitido vencer al mar varias veces, hasta que la eterna búsqueda de los límites de la resistencia humana les jugó un trágico revés. El sábado 12 de octubre de 2002, falleció Audrey a los 28 años, cuando intentaba superar el récord mundial de 162 metros de ?Pipín? Ferreras.

Eran las 12 del mediodía en Santo Domingo (República Dominicana). Todo debería haber salido perfecto. Sin embargo no fue así. Audrey se disponía a batir todos los récords de profundidad al bajar hasta 171 metros con una sola inspiración. Un trineo de 90 kilos la sumergiría a toda velocidad. En los entrenamientos efectuados en días anteriores había conseguido bajar a 166 e incluso a 170 metros sin problemas, así que inició el descenso. Durante la bajada, pasó a gran velocidad por los controles con buceadores del equipo de apoyo. Pero una sensación de intranquilidad asoló el escenario de la competición cuando transcurrieron los 3 minutos, habituales en estas pruebas, sin tener noticias de ella (ver video). Al cabo de casi 10 minutos, los buceadores volvieron a la superficie con su cuerpo (ver video), todavía con vida. Pero Audrey no resistió. Murió en la ambulancia, camino al hospital, en los brazos de ?Pipín?, el actual campeón del mundo de apnea en la especialidad ?sin límites?.

Aún hoy se discuten las causas del accidente y hay muchas hipótesis, en especial sobre problemas en el ascenso con el trineo. Pero se sabe que la presión que debió soportar a 171 metros, era como tener un jugador de fútbol americano encima de cada centímetro del cuerpo. Mientras sus pulmones quedaban reducidos al tamaño de un par de naranjas y su corazón daba menos de 20 latidos por minuto. Como resultado de este trágico intento, se ha eliminado la modalidad de descenso ?sin límites? de la lista de competiciones homologadas, siendo los actuales récords los únicos que se reconocerán. Esta decisión se ha justificado basándose en los altos riesgos que conlleva esta práctica. Tres días antes de morir, Audrey había hecho una inmersión a 170 m y la IAFD lo publicó en forma póstuma como un nuevo récord mundial.

Exactamente un año más tarde del accidente de Audrey y ante el asombro de cientos de personas que se dieron cita en la Bahía de Cabo San Lucas (Baja California), donde el matrimonio se conoció; Pipín igualó el récord de su fallecida esposa en 2 minutos y 40 segundos. El buceador dedicó con tristeza su hazaña: "esta inmersión se la dedique a Audrey, ya que fue el espíritu de mi esposa quién me ayudó a igualar el récord que impuso al morir". Luego de cumplir su hazaña, el buzo cubano arrojó a la bahía una ofrenda floral en su memoria. ?Continuar con nuestras metas, con nuestros proyectos, hacer que nuestros sueños sean verdad, procurar sobrepasar la barrera de los 200 metros, son las misiones persistentes que ahora caracterizan nuestra relación... siento, por ella, la obligación de hacer estas misiones una realidad? escribió ?Pipín? en una carta abierta a sus seguidores.

La vida y el récord que impuso la francesa Audrey Mestre serán plasmados próximamente en una película dirigida por James Cameron e interpretada por la actriz mexicana Salma Hayek. Cameron, quien tiene en su haber varios filmes con temas submarinos, como Titanic y El Abismo, además de las dos últimas de Terminator, entre otras, tiene registrado desde el primer clavado de ?Pipín? Ferreras en el 2000, el 12 de octubre en Cabo San Lucas. El famoso buzo cubano es precisamente el autor del libro autobiográfico en el que se basa el guión de Gary Smith y dijo estar encantado de que Salma Hayek haya manifestado su interés en el papel de su esposa..."

Tomado de: Clarín.

martes, agosto 03, 2004

Mas sobre el "Señor Pastoriza" - Gracias Pato!

Esta madrugada

Murió José Omar Pastoriza

A los 61 años, el director técnico de Independiente falleció a causa de un paro cardíaco; fue hallado en su departamento de Puerto Madero; sus restos son velados desde este mediodía en el club de Avellaneda

El director técnico de Independiente José Omar Pastoriza murió hoy en la Capital Federal víctima de un paro cardíaco, según informó la policía.

Pastoriza se despertó alrededor de las 3 de la madrugada con un fuerte dolor de pecho y llamó a un amigo, quien acudió de inmediato a su departamento y llamó a un servicio médico.

Los médicos del servicio de urgencia intentaron reanimarlo pero no lo lograron y el técnico, de 61 años, falleció a las 4.30.

El deceso ocurrió en su depatamento en el edificio Los Alerces, en Ainé Paine 1665, de Puerto Madero.

Desde las 13.15, sus restos son velados en el gimnasio Bottaro, en la sede del club Independiente.

Todavía no se ha definido si los restos de Pastoriza serán trasladados o no a la ciudad de Rosario, decisión que tomarán sus familiares en las próximas horas.

Al momento de su traslado en una ambulancia privada,se encontraban junto a los restos del malogrado técnico, su hijo, otros familiares y varios de sus amigos, entre ellos el arquero Carlos Navarro Montoya.

El vicepresidente del equipo de Avellaneda, Fernando Sciaccaluga, destacó la trayectoria de Pastoriza, quien jugó varios años en el club y actualmente lo estaba dirigiendo por tercera vez.

"Vivió a su manera", expresó el dirigente en declaraciones radiales y admitió que "este tipo de situaciones son sorpresivas y lo agarra a uno cuando uno menos lo espera".

"Era un atorrante, entre comillas, muy especial", enfatizó, al describir su personalidad.

Contó además que "El Pato", como se lo conocía en el ambiente del fútbol, "estaba viviendo en Puerto Madero" e insitió en que se fue "una gran persona".

Como jugador, Pastoriza fue uno de los mejores 5 de su época y, como técnico de primera, había dirigido 734 partidos y logrado tres títulos.

Fuente: Télam y DyN

Tras el fallecimiento de José Omar Pastoriza

Independiente y la obligación de comenzar un nuevo ciclo

A pesar de que oficialmente no se avanzó en el tema, los nombres de Héctor Rodolfo Veira, César Luis Menotti y Antonio Alzamendi surgieron hoy con posibilidades para tomar la dirección técnica de Independiente, a menos de dos semanas del comienzo del torneo Clausura.

Uno de los vicepresidentes de Independiente, Fernando Sciacaluga, señaló que "el reemplazante del ´Pato´ vamos a decidirlo más en frío, no en estas horas", luego del reciente fallecimiento de Pastoriza.

Esta frase de Sciacaluga deja en claro que Independiente no comenzará el campeonato con Horacio Cirrincione, ayudante de campo, en el banco dirigiendo al primer equipo, sino que buscarán a un DT con experiencia.

Pastoriza, del jugador al técnico

José Omar Pastoriza, director técnico de Independiente, de una larga trayectoria de más de cuarenta años como jugador, dirigente gremial y entrenador, murió esta madrugada en su casa, en el barrio porteño de Puerto Madero, como consecuencia de un paro cardíaco.

Como volante central, aunaba una inusual riqueza técnica con un temperamento que rápidamente lo convirtió en líder indiscutido. La carrera del "Pato", conocido con ese apodo en el ambiente futbolístico, comenzó en su ciudad natal, Rosario, en las inferiores de Rosario Central, pero antes de llegar a debutar en primera, en 1962, fue transferido a Colón, de Santa Fe, por ese entonces en Primera B.

En 1964, por recomendación del entrenador Néstor Rossi, su pase fue adquirido por Racing, donde empezó a destacarse.

En la Academia jugó, entre 1964 y 1965, 53 partidos (dos goles) y participó del inicio de la serie del legendario "Equipo de José", que entre 1965 y 1966, bajo la dirección técnica de Juan José Pizzuti, hiló una serie de 39 partidos invicto, récord que prolongó su vigencia durante 33 años.

Ese Racing fue campeón de 1966 y campeón de la Copa Libertadores de América y de la Intercontinental en 1967, pero por entonces ya Pastoriza no estaba en sus filas.

A principios de 1966, acuciado por problemas económicos, el club se vio obligado a transferirlo, en uno de los pases más resonantes de la temporada, a su rival de siempre, Independiente, por una gruesa suma de dinero además de la cesión de Miguel Angel Mori.

En Independiente alcanzó Pastoriza el pináculo de su campaña. Jugó, entre 1966 y 1972, 184 partidos, marcó 32 goles (torneos locales) y fue campeón del Nacional de 1967, del Metropolitano de 1970, del de 1971 y de la Copa Libertadores de América 1972.

Por esos años, en plena juventud, llegó al cargo de secretario general de Futbolistas Argentinos Agremiados y fue adalid del movimiento sindical que logró en 1971, huelga mediante, un avance fundamental para la sanción del primer convenio colectivo de trabajo.

En 1968 el entrenador Nito Veiga le cambió la posición, ubicándolo como volante por derecha, y allí definitivamente se ganó la idolatría del público "rojo", por su claridad para organizar el juego, su ductilidad para aparecer en posiciones ofensivas y su gran pegada que lo convirtió en temido ejecutor de tiros libres.
También formó parte del seleccionado argentino, en una época caracterizada por desórdenes institucionales que impedían el logro de los mejores resultados. Con la selección, bajo la dirección técnica de Juan José Pizzuti, tomó parte de la Minicopa llevada a cabo en Brasil en 1972. Jugó con la celeste y blanca un total de 18 partidos, con un gol, entre 1970 y 1972.

Ese mismo año fue transferido a Mónaco y en el equipo del Principado, participante de la Liga de Francia, finalizó su brillante campaña de futbolista, en 1976.

Caulquiera hubiera adivinado que prolongaría su trayectoria como técnico, dada la inteligencia aplicada al juego que lo había caracterizado y ese fuerte temperamento que lo hizo figura respetada por todos.
Julio Grondona, por entonces presidente de Independiente, lo llevó a hacerse cargo del plantel de su club, en 1976, y allí se inició una carrera que no le fue en zaga a la anterior.

Con Independiente, la entidad con la que quedó más fuertemente identificado, Pastoriza ganó el Nacional de 1977 (recordada final con Talleres que su equipo empató con tres jugadores menos para lograr el título), el Nacional de 1979, el torneo de Primera División 1983, la Copa Libertadores de América 1984 (por estos días se cumplieron veinte años) y la Intercontinental (memorable 1-0 sobre Liverpool, de Inglaterra, en Tokio, con gol de José Percudani).

En Independiente dirigió en los ciclos 1976/79, 1983/84, 1985/87, 1990/91 y, finalmente, desde comienzos de este año.

Además condujo a Talleres, Racing, Millonarios de Colombia, Gremio de Brasil, Fluminense de Brasil, Boca Juniors, Atlético de Madrid, Bolívar de Bolivia, Argentinos Juniors, la selección de El Salvador, la de Venezuela y Chacarita Juniors.

Sus detractores cuestionaron su poco apego a los rigores tácticos y satirizaron los asados que organizaba permanentemente entre sus planteles, una de sus marcas registradas. Sus admiradores destacaron su fuerte personalidad, su magnetismo y su capacidad para armar grupos sólidos, junto con su natural condición para obtener de cada uno de sus hombres el máximo rendimiento.

Con el "Pato" Pastoriza se fue, hoy, un referente insoslayable del fútbol argentino de los últimos cuarenta años.

Fuente: DyN

lunes, agosto 02, 2004

Adios y hasta siempre, Señor Pastoriza...

Por primera vez publicaré en este registro algo no relacionado con lo insólito y lo misterioso, salvo por la sorpresa, la rabia, la impotencia de habernos dejado tan pronto, cuando todavía el Pato tenía mucho que enseñarnos, en las buenas y en las malas, en los triunfos y las derrotas, porque siempre estaba alli, con su peculiar forma de ser atorrante y señor.

El maldito cigarrillo lo condujo irreversiblemente a enfermedades cardíacas que lo hicieron irse tan temprano, pero dejó su huella en muchos clubes, particularmente en el "Rey de Copas" Independiente de Avellaneda, que lo hizo grande como Campeón, lider y caudillo indiscutido y entrenador apasionado, y en Venezuela dando por vez primera personalidad a la "vinotinto" - aunque la política y los oportunismos lo apartaran del cargo, fue el primero en dar dignidad a la selección venezolana de futbol y sus integrantes.

Hasta siempre Pato y a continuación las reseñas de su inesperado adiós.

"...SIMBOLO DE LA HISTORIA DE INDEPENDIENTE

Murió José Omar Pastoriza

El director técnico de Independiente, de 62 años, tuvo un paro cardíaco. Fue encontrado sin vida en su departamento de Puerto Madero.

El actual técnico de Independiente, José Omar Pastoriza murió esta madrugada a causa de un paro cardíaco en su departamento de Puerto Madero. Tenía 62 años.

El Pato comenzó a sentirse mal cerca de las 3. Llamó a su amigo y socio, quien cuando llegó, y al ver que su estado empeoraba, se comunicó con personal de emergencia médica del propio edificio de departamentos. Intentaron reaminarlo, pero a las 4.30 el corazón dejó de latir y se produjo su muerte.

Pastoriza sufría problemas cardíacos y estaba controlado periódicamente, aunque nunca dejó de fumar, como se lo podía observar cuando dirigía a su equipo.

Después llegaron al lugar su hijo y un socio de Pastoriza para disponer el traslado del cuerpo.

El ánimo de Pastoriza no era precisamente el mejor, ya que hace dos años se murió su nieta al ahogarse en una pileta.

Los restos son velados en la sede de Independiente, en Mitre 470, de Avellaneda. En un primer momento los familiares habían pensado en hacerlo en una sala del barrio de Belgrano, pero los dirigentes rojos le ofrecieron realizarlo en la sede de la institución.

El vicepresidente de Independiente, Fernando Sciaccaluga, destacó hoy la trayectoria de Pastoriza, quien jugó varios años en el club y actualmente lo estaba dirigiendo por tercera vez. "Vivió a su manera", expresó el dirigente y admitió que "este tipo de situaciones son sorpresivas y lo agarra a uno cuando uno menos lo espera"."Era un atorrante, entre comillas, muy especial", enfatizó, al describir su personalidad.

Contó además que estaba viviendo en Puerto Madero e insistió en que se fue "una gran persona". Por su parte, el técnico Jorge Burruchaga destacó que ?era un tipo al que respetaba muchísimo.

El viernes habíamos hecho una nota para Clarín y el sábado jugamos un partido amistoso. Levantarnos con esta noticia es tristísimo. El Pato tenía una calle impresionante y como entrenador era el mejor manejador de grupos que pude haber conocido; lo admiraba. ?El Pato fue un líder, un ganador nato, con una historia impresionante, un personaje importante que hoy el fútbol argentino tiene que despedir?, concluyó el actual técnico de Arsenal.

LA MUERTE DE PASTORIZA

Caudillo en todo sentido

Caudillo, líder, crack, ganador, el Pato Pastoriza tuvo la particularidad única de haber sido grande como futbolista y luego como entrenador de Independiente. Entre ambas facetas sumó 9 campeonatos ganados en el club de Avellaneda.

Nacido en Rosario el 23 de mayo de 1942, se inició en Colón de Santa Fé, y de allí pasó a Racing. En 1966 lo contrató Independiente y permaneció hasta fines de 1972, en que fue transferido al Mónaco, de Francia. A mediados de 1976 volvió, ya como entrenador.

En esta función tuvo varias etapas en el club, incluida la actual. Jugador elegante, de magnífica pegada, patrón de la mediacancha por sus condiciones técnicas pero también por personalidad, contribuyó enormemente a formar los sólidos grupos humanos que posibilitaron la formación de la célebre "familia roja" una mística que permitió al club de Avellaneda obtener muchos campeonatos.

Empezó jugando en 1966 como número 5, al llegar Raimondo pasó como volante por derecha y con el tiempo, y por sus cualidades técnicas, terminó siendo el armador, el 10 del equipo. En su notable cosecha, el "Pato" ganó, como jugador, los títulos argentinos de 1967-70 y 71 y la Copa Libertadores de 1972.

Como entrenador obtuvo los campeonatos nacionales de 1977-78 y 83 y las Copas Libertadores e Intercontinental de 1984. Gustaba jugar y hacer jugar un fútbol ofensivo, pero siempre condimentado con una fuerte dosis de temperamento.

Grondona: "Se me fue un hermano"

El presidente de la AFA, Julio Grondona, comentó hoy, en relación con la muerte del director técnico de Independiente, José Omar Pastoriza, que "se me fue un hermano".

Recordó que conocía a Pastoriza "desde el año 64, que yo lo fui a buscar a Racing para que viniera a Independiente. Después se fue a Francia y en el 76 lo trajimos para que fuera el técnico, cuando yo comencé en la presidencia de Independiente. Lo traté hasta el día de hoy, así que prácticamente, es un hermano del fútbol el que se me va".

Sobre si la relación con Pastoriza seguía siendo frecuente en los últimos tiempos, el presidente de la AFA expresó que "sí, habré hablado diez veces la semana pasada. Porque él estaba armando el equipo y siempre con su forma de ser, era una persona muy especial".En cuanto a la salud del entrenador, Grondona manifestó a Radio Mitre que "él tuvo un infarto, no podía dejar el cigarrillo, y después, era muy pasional para el fútbol".

"Yo hace mucho que vengo diciendo que los muchachos que están de técnicos no pueden vivir permanentemente estresados por este tema. Es una cosa que pasa ya de normal. Se toma esta tarea como de vida o muerte y no puede ser. No es así la vida", finalizó Grondona..."

Tomado: Clarín.
 
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