Expedientes ALFA - OMEGA

Misterio e intriga de principio a fin... curiosidades, hechos bizarros e increibles, lo "paranormal": todo lo diferente a la cotidianeidad tiene lugar en esta bitacora de fenomenos e interrogantes de dificil respuesta... porque ¡aún no hemos perdido la capacidad de asombro!

martes, noviembre 16, 2004

?Status Project?: identidades falsas o alternativas para cruzar fronteras (de cualquier tipo)

"...ARTE / INTERNET

?Status Project?: identidades falsas o alternativas para cruzar fronteras (de cualquier tipo)


Dos artistas ingleses se sirven de las tecnologías vinculadas a la administración pública y las corporaciones para cuestionar el status quo. En Internet, crearon una hoja de ruta que habilita a todo tipo de indeseables a violar las fronteras de un país o los sistemas bancarios.

Por Elizabeth Bard.
conexiones@claringlobal.com.ar

?El Status Project aspira a ayudar a quienes buscan un cambio. Por ejemplo, pasar de la indigencia a una carrera en la gestión bancaria, o de la identidad legal de una mujer estadounidense de 32 años a la de adolescente pakistaní de sexo masculino?, dice la convocatoria del Nuevo Museo de Arte Contemporáneo en Chelsea, Inglaterra. Así, dos artistas británicos, Heath Bunting y Kayle Brandon, compilan una base de datos que analiza elementos de la situación legal de las personas en Gran Bretaña para que cada uno pueda crearse una nueva identidad a partir de información reunida en Internet.

Los libros de historia del arte hablan mucho sobre la identidad falsa o alternativa; desde los clásicos bíblicos de Rembrandt hasta los fotogramas de películas de Cindy Sherman, los artistas han experimentado siempre con el disfraz y la metamorfosis. Lamentablemente para Bunting y Brandon, los libros de derecho también versan sobre el tema. En su forma final, su proyecto podría ser considerado la peor pesadilla del Departamento de Seguridad Interior: una hoja de ruta que habilita a todo tipo de indeseables a violar las fronteras de un país, los sistemas bancarios o los clubes de clientes de supermercados.

Sin mencionar ninguna ley específica que los artistas podrían estar violando, Amy Goldrich, abogada consultada por el Nuevo Museo, dijo que después del 11 de septiembre la tolerancia con los documentos de identidad falsa desapareció totalmente. ?Puede significar meterse en un problema muy serio?. Y no es la única que lo ve de este modo. ?Probablemente no podríamos mostrar este proyecto una vez terminado,? dijo Rachel Greene, curadora de la exposición y directora ejecutiva de Rhizome.org, un portal de arte de nuevos medios. ?Legalmente sería demasiado complejo.?

Por ahora, el sitio web de Bunting y Brandon para jugar con la identidad, conocido como Status Project no parece particularmente peligroso. Ofrece algo semejante a un mapa modificado del Subte de Londres con un puñado de puntos superpuestos, cada uno correspondiente a una forma de categoría jurídica (por ejemplo, ?ciudadano británico?) o de categoría social (?pobre?). Una serie de esquemas de árbol asignan incluso jocosamente una categoría jurídica anterior al momento del nacimiento: ?pensado por mi madre.?

La base de datos usa las normas de la lógica formal para definir las relaciones entre las categorías; por ejemplo, ?Si usted es dador de sangre, entonces no se inyecta drogas, no toma antibióticos, no es prostituta, no es gay ni se ha hecho un piercing en el último año.? Pero el proyecto no es simplemente una dramatización de disfraces conceptual, un juego de simulación social del mundo del arte. También constituye un llamado a una consideración más matizada de la identidad y las fronteras en el clima político posterior al 11 de septiembre. En cierto modo, los dos artistas intentan decir con todas sus fuerzas que no es tan simple saber la diferencia entre ?nosotros? y ?ellos.?

?Ayer empecé a trabajar en una lista de famosos de alto nivel,? dijo Bunting por teléfono desde Bristol, Inglaterra. Espera encontrar los indicadores sociales o legales que definen esa categoría ?quizá la inclusión en la lista de mejor vestidos de la revista People, o la protección de personal de seguridad en la alfombra roja de los Oscars. Tal vez no sea una amenaza contra la seguridad, pero el Status Project hace algunas promesas arriesgadas. En el sitio Web, una especie de manifiesto titulado ?Propuesta? dice que a medida que el proyecto vaya desarrollándose ofrecerá una guía práctica para obtener un pasaporte. (Se puede empezar, sugieren los artistas, adquiriendo varias categorías de poca monta como la titularidad de tarjetas de supermercado o de socios de videoclub).

Bunting y Brandon ya comenzaron a adquirir personalidades falsas, en algunos casos gracias al trabajo de colegas artistas. Él tiene una tarjeta internacional de estudiante que obtuvo del sitio Web de la artista mexicana Minerva Cuevas. Cuevas emite tarjetas a través de su ?Mejor Vida Corporation?, una empresa sin fines de lucro que creó para cuestionar el capitalismo de mercado. Los poseedores de tarjetas de estudiante tienen derecho a descuentos en las entradas de museos y en los pasajes aéreos. Bunting utilizó la tarjeta de estudiante para conseguir un pase en el ferrocarril británico. El Status Project partió de BorderXing, un encargo realizado en 2002 para la Tate Gallery de Londres, donde Bunting, 37 y Brandon, 28, documentaron las migraciones ilegales que hicieron por las fronteras europeas.

?Siempre quise ser nómade?, dijo Bunting. Le gusta viajar ligero de equipaje, a menudo sin ninguna muda de ropa y sólo algunos elementos básicos: una navaja, un diario, un pasaporte. El sitio Web BorderXing ofrece fotos, rutas sugeridas y consejos para eludir a las autoridades. En el Nuevo Museo hay una exposición de diapositivas de las vacaciones que muestran el viaje de la pareja, que también pueden verse online. Pese a la provocación política que implica, el proyecto mantiene su halo de peregrinaje ?estar cerca de la tierra, sacarse de encima la carga de la nacionalidad y la pertenencia a un Estado, simplemente poner un pie delante del otro y avanzar.

?Cuando decimos que se puede cambiar la identidad o desaparecer, todos paran la oreja,? dijo Bunting. ?Quieren que sea un servicio; a mí me gustaría que fuera más un juego, un truco de mago.? El proyecto en definitiva será una guía para obtener otra situación, pero no solo una situación legal, dijo Brandon. ?Matrix?, el film de culto de 1999, no es una mala comparación. Presentaba un mundo en el que la realidad era un juego, y solamente unos pocos individuos afortunados estaban desenchufados y podían ver el sistema tal como era. Es cierto que entre una tarjeta de estudiante y un pasaporte falso hay un largo camino, pero Bunting admite con franqueza el potencial más siniestro del proyecto. ?Éste es un sistema de conocimiento que puede usarse como arma,? dijo. ?¿Se usará de esa manera? Es lo mismo que darle a la gente un plano de calles. Podría servir para preparar robos o disturbios, pero también nos ayuda a caminar.?

El Status Project plantea una incógnita más amplia: cuando los instrumentos de la vida cotidiana, como Internet o los documentos de identidad, se convierten en instrumentos del arte, ¿dónde se traza el límite entre ambos? Los artistas no tuvieron que ir muy lejos para encontrar ejemplos de esta desaparición del límite entre el arte y sus consecuencias en la vida real. Bunting no pudo asistir a la inauguración de ?Las Reglas del Crimen? el 18 de septiembre por problemas con su visa. En 1991, cuando viajaba para pronunciar una conferencia en Los Angeles, empleados de la aduana de Estados Unidos lo mandaron de vuelta en la frontera canadiense cerca de Ottawa porque sospecharon al ver a un hombre que viajaba sin ningún bolso.

Dos días más tarde, trató de cruzar por Vancouver y le dijeron que estaba intentando de entrar al país por un punto con menor vigilancia, lo que se considera un delito grave. Le prohibieron ingresar a los Estados Unidos en forma permanente. En marzo, el Nuevo Museo solicitó una Autorización de Visa Extraordinaria 0-1 (artes, cine o televisión) para Bunting, que todavía está en trámite. ?Me considero a mí mismo un combatiente,? dijo. ?El artista no solo mira. Lo que está a nuestro alcance no es sólo la percepción de la realidad, es la realidad misma.? ¿Y qué hay de la situación de Bunting y Brandon como artistas? En el caso de Bunting, es un arma de doble filo. Confinar su trabajo al marco de un museo le ofrece protección y a la vez cierta impotencia. ?Es como si agarraran gente con ideas peligrosas y provocativas y la metieran en un container de paredes blancas,? dijo.

(c) The New York Times.
Traducción de Cristina Sardoy..."

Tomado de: Clarín.

sábado, noviembre 13, 2004

¿Tiene futuro la democracia?

"...ENSAYO

¿Tiene futuro la democracia?


En una conferencia dictada en Turín, Giovanni Sartori señaló que la democracia directa: el poder al pueblo, es contraproducente mientras no aumente "el saber del pueblo". Hoy, dijo, los gobiernos se erigen sobre encuestas que nos hacen creer, erróneamente, que existe una "opinión pública". Aquí, un extracto de su charla y una entrevista al pensador italiano.

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GIOVANNI SARTORI.

Esta disertación deriva, tanto en su título como en su inspiración, de la colección de escritos de Bobbio: El futuro de la democracia, de 1984, y en la segunda edición, de 1991. Mi título es por lo tanto una paráfrasis que convierte el título de Bobbio en una interrogación. Las fechas son importantes. En 1984, el muro de Berlín todavía seguía en pie, mientras que en 1991 la caída del comunismo resultaba inevitable y dentro del orden de las cosas. Es así como en la Introducción de 1991, Bobbio podía ostentar un optimismo inusual. Refiriéndose al libro de Jacques Revel Cómo terminan las democracias (de 1983) Bobbio comentó: "Esta vez, los profetas del infortunio se habían equivocado, incluso quien (justamente Revel) había descrito minuciosamente la implacable maquinaria para la eliminación de la democracia que es el mundo moderno". También yo, en 1990, escribí que "la democracia ya no tiene enemigo; ya no es enfrentada (en el mundo moderno) por legitimidades alternativas. Pero ganar la guerra no es ganar la paz. También el juego democrático puede ser mal jugado. ¿Sabrá la democracia resistir a la democracia?" Como se ve, yo era muy cauto. Pero a su modo también lo era Bobbio. Escribió: "Que quede claro: yo no hago ninguna apuesta sobre el futuro."

Ahora ¿tiene un futuro la democracia? Yo respondo: depende de nuestro cerebro. Como escribió Charles Lindblom, "La condición humana es cerebro pequeño, problemas grandes". Y es evidente, me parece, que nuestro cerebro es cada vez más pequeño, cada vez más limitado, mientras que los problemas se han vuelto cada vez más gigantescos. La fuerza de las ideas alcanzó su apogeo, su punto culminante, con la Ilustración, precisamente con el Siglo de las Luces. Yo todavía creo en él (al igual que Bobbio), y por ende es acertado que digan de mí que soy un residuo de la Ilustración. Pero quedamos pocos. Porque las ideas hace tiempo que están bajo sospecha. En parte, fueron sustituidas por las ideologías (ideas fosilizadas, repetidas mecánicamente sin ser pensadas por nadie), y en última instancia porque fueron debilitadas y devastadas por un crescendo ensordecedor de inculturas. Quiero precisar que por ideas no debemos entender cualquier cosa que nos pasa por la mente. Las ideuchas nunca escasean. Al contrario, todos ideuchamos cada vez más. Pero siguen faltando las ideas que son un producto terminado de la razón, el fruto del pensar razonando. En suma, faltan siempre las ideas auténticas, serias; ideas que enriquecen el saber. Lo cual explica por qué la teoría de la democracia no anda demasiado bien, como veremos.

Pero por el momento detengámonos en la práctica de la democracia, y a través de ella en la democracia que se ejerce votando y que así realiza, y se realiza, como un "gobierno de opinión" (es la famosa definición de Albert Dicey). Es exacto decir opinión, ése es el vocablo justo. Opinión es doxa, no es episteme, no es saber. Las opiniones son, por así decirlo, "ideas ligeras" que no deben ser probadas: las tomamos por buenas por como son. Cuentan que un juez del tribunal revolucionario de París, al negarle a Antoine Lavoisier (el fundador de la química moderna) un pedido para prorrogar la ejecución capital, le respondió: La république n'a pas besoin de savants (la república no precisa sabios). Ese juez se equivocaba. La república necesita sabios; pero la democracia electoral, el demos (en griego, pueblo) votante, no. Y por lo tanto el gobierno de opinión requiere solamente ?como su fundamento? la existencia de una opinión pública, de un público que tenga opiniones. La noción está bien definida.

Ya dije que una opinión no requiere prueba. Agrego que las opiniones son convicciones débiles y variables. Si se convierten en convicciones profundas y profundamente arraigadas, entonces hay que llamarlas creencias (y el problema cambia). Y esta precisión ya basta para desbaratar la objeción de que la democracia es imposible porque el pueblo "no sabe". Esta es una objeción fuerte contra la democracia directa, contra un demos llamado a gobernar y a gobernarse por sí mismo. Pero no es una objeción contra una democracia representativa en la cual el demos no decide las cuestiones propiamente dichas sino que decide, con el voto, quién las decidirá. Lo cual significa que a la democracia representativa le basta, para funcionar, con que el público tenga opiniones suyas, opiniones propias; nada más, pero tampoco nada menos.

¿Nos conformamos con muy poco? A primera vista, pero en un segundo análisis nos damos cuenta de que ya es difícil llegar a ese poco. La opinión pública no es solamente un opinar colocado en el público, debe también ser, para alimentar y sostener la democracia, una opinión del público, un opinar autónomo, endógeno, que de alguna manera el demos se forma por sí solo. Además, cuando hablamos, en la teoría de la democracia, de opinión pública entendemos una opinión que se ocupa de la cosa pública, temas de naturaleza pública: el interés general, el bien común. Una opinión pública que se interesa por el fútbol, la belleza de las mujeres, o la música rock, a los fines de la democracia es irrelevante.

Nadie nace obviamente con opiniones innatas. Y esta constatación abre el discurso sobre cómo es formada y llega a formarse una opinión pública. Es un discurso largo y complejo que aquí debo pasar por alto. Diré solamente que mientras en el pasado una multiplicidad de factores y de procesos conseguía crear una opinión pública bastante autónoma, con el advenimiento del bombardeo de los medios masivos y precisamente de la televisión, la opinión pública ha pasado a ser cada vez más videodirigida y por ende hétero-dirigida (dirigida por otro). Y con la opinión hétero-dirigida desaparece la opinión del público; queda sólo la opinión en el público; en cuyo caso, adelante con la democracia como gobierno de opinión. Pero procedamos con calma.

Cuando Bobbio y yo ?yo en aquel lejanísimo 1957? comenzamos a escribir sobre la democracia, la televisión no existía, o mejor dicho, no resultaba todavía un factor determinante. Mi primer escrito que atribuía un carácter central a la televisión llevaba por título "Video-poder" y salió en 1989. No fui muy rápido (como decía Hegel: el búho de Minerva emprende el vuelo recién al atardecer), pero otros estudiosos fueron, y siguen siendo, más lentos que yo. Y sin embargo, estamos viviendo un cambio de la genética humana radical: estamos pasando ?me he acostumbrado a decir? del homo sapiens producido por la cultura escrita basada en palabras, a un homo videns en el cual la palabra es destronada por la imagen.

Si, destronada. Es verdad que las palabras denotativas, las palabras concretas (casa, mesa, fideos) evocan también imágenes, pero todo nuestro saber se funda en palabras abstractas que evocan conceptos, cosas concebidas (concipere) que no tienen ningún equivalente visible, que no son traducibles a imágenes. Por ejemplo, en toda esta clase probablemente la única palabra concreta que usé es Bobbio. Los nombres propios son, obviamente, denotativos. Pero democracia, demos, poder, constitución, libertad, Estado, soberanía, legitimidad, derecho, son palabras abstractas que remiten a un pensar por conceptos que comprendo sin ver, sin verlos. Por lo tanto, todo el saber del homo sapiens se desarrolla en la esfera de un mundus intelligibilis (de conceptos, de concepciones mentales) que no es de ninguna manera el mundus sensibilis, el mundo percibido por nuestros sentidos. El punto entonces es el siguiente: que el impacto creciente del telever, del videovivir, invierte el avance de lo sensible a lo inteligible. La televisión produce imágenes y borra los conceptos y así atrofia nuestra capacidad de abstracción, y con ella el concebir y toda nuestra capacidad de comprender. En el homo videns el lenguaje conceptual (abstracto) es sustituido por un lenguaje perceptivo (concreto) que es infinitamente más pobre. El homo sapiens comprende sin ver, el homo videns ve sin comprender. Por otra parte, y peor todavía, lo visible nos aprisiona en lo visible. Para el hombre que ya ni siquiera lee los diarios, para el hombre lisa y llanamente vidente, lo no visto no existe. Y esta amputación es realmente colosal.

¿Estoy divagando? Probablemente me interesa hablar del video-poder porque las nuevas generaciones, las generaciones de video-niños, no se dan cuenta de este salto atrás. Yo me doy cuenta porque lo viví (gracias a mi avanzada edad). Pero quien no se da cuenta no sabe cuánto perdió y está perdiendo, respecto de las generaciones pre-televisivas. Es posible que a los video-niños, esta pérdida, este vacío, no les importe. Es más, probablemente sea así. Pero yo siento igualmente el deber de dar testimonio y hablar de esta caída del homo sapiens. En el planteo de Bobbio, ¿la videocracia que interfiere sobre la democracia, qué sería? Sería, obviamente, un "obstáculo imprevisto"; imprevisto y perturbador.

Sea como fuere, no creo haber divagado en esta disertación. La democracia, decía, es inter alia una ideocracia. Y si las ideas, la capacidad de concebir ideas, se empobrecen, al mismo tiempo también la democracia lo sufre. En cuanto a la opinión pública, es evidente que la videocracia fabrica una opinión producida por imágenes ?por sus imágenes? en la cual ya casi no hay ningún nexo entre opiniones e ideas. La televisión en apariencia refuerza, pero en realidad vacía la democracia como gobierno de opinión. La televisión se exhibe como portavoz de una opinión pública que en realidad es el eco de retorno de la propia voz.

Técnicamente, y por ende constitucionalmente hablando, las nuestras son democracias indirectas, democracias representativas, basadas en elecciones. Pero en la práctica, tenemos cada vez más frecuentemente un gobierno de opinión basado en las encuestas, y por ende un gobierno de las encuestas que introduce un fuerte elemento de "directismo" en el gobierno representativo. ¿Cómo debemos interpretar este directismo? ¿Cómo un progreso de la democracia? La respuesta depende, obviamente, de la consistencia de ese opinar. Hasta ahora, señalé que era cada vez más hétero-directo. Pero, aun así, ¿existe o no? ¿Ese opinar tiene un contenido o no?

Los encuestadores se limitan a preguntar a su encuestado "¿Qué piensa de esto?" sin verificar antes si sabe algo sobre eso. Sin embargo, el núcleo del problema está aquí. Está claro que el encuestador comercial no tiene ningún interés en verificar cuál es la consistencia de las opiniones a las que hace referencia. Pero los estudiosos deben verificarlo y por lo tanto deben establecer cuál es el estado y el grado de "no saber" de los grandes públicos. Que es, desgraciadamente, colosal y creciente. La gran mayoría de los encuestados no sabe nada, o casi nada, sobre los problemas acerca de los cuales da respuestas. Sus opiniones son, en sustancia, ciegas. ¿Y entonces? Entonces, la cosa no es así. Entonces debemos seguir, nos guste o no, en la tan despreciada democracia representativa. Porque todo "directismo", y a través de él, todo incremento de demo-poder es tal solamente si es sostenido por incrementos de demo-saber, por un demos mejor informado. En cambio, nos ensordecen con peroratas que recomiendan "democracias inmediatas" (más inmediatas) que ignoran magistralmente el hecho que precede al problema, y por ende el grado de demo-saber (o no saber). Que es como decir que los directistas reparten habilitaciones para conducir sin verificar si sus habilitados saben conducir.

(c) Giovanni Sartori y Clarín

Traducción de Cristina Sardoy..."

Tomado de: Clarín.

martes, noviembre 09, 2004

Pintar paredes: una militancia antisistema con ironía y humor

Fue objeto de una anterior reseña. Hoy más sobre este interesantísimo fenómeno urbano.

"...ARTE URBANO

Pintar paredes: una militancia antisistema con ironía y humor


La técnica del stencil utiliza plantillas y aerosol. Crece, se instala y adquiere significado. Una campaña contra el Sida propone pintar las ciudades.

Por Florencia Gilardón y Julia Tortoriello.
informedeldia@claringlobal.com.ar

Las paredes hablan... pero el grafitti y el stencil no son lo mismo. La comparación entre ambos es inevitable y hasta puede ayudar a entender el fenómeno de estas intervenciones urbanas. Se puede decir que son parientes cercanos, comparten los muros de la ciudad y la pintura en aerosol. Pero cada uno tiene su espíritu propio y sus particularidades. El graffiti es único, una vez hecho no se reproduce. Su origen es norteamericano y surgió en la década de los 60 en Nueva York. En cambio el stencil, puede remontar su origen a las pinturas rupestres de las cuevas de las manos ?aseguran los expertos- y a la técnica francesa llamada ?pochoir?, que se utilizaba para decorar seda o papel. Recién fue a mediados del Siglo XX, que la idea se adaptó como nueva forma de protesta o advertencia social.

?Por amor use camisinha, For love use condom, Por amor usá preservativo?, la frase comenzó a reproducirse en la paredes de varias ciudades del contienente americano. La técnica del stencil se convirtió en la estrella de esta campaña original de prevención del Sida que empezó este fin de semana pasado, en forma simultánea, desde la Antártida hasta Canadá.

Los mentores del proyecto son dos argentinos, Silvia Armoza y Federico Schrager, ninguno es portador del virus, pero tienen amplia conciencia de que la enfermedad está cada vez más cerca de todos. ?Consiste en pintar muros y paredes con stencils, graffitis o murales que incluyan la leyenda Por amor usá preservativo?, explica Armoza y cuenta que en la Argentina, la iniciativa tuvo amplia participación popular. ?En otros países contamos con la colaboración de tres o cuatro artistas que se sumaron a la propuesta, pero acá fue increíble el poder de convocatoria en la acción urbana?, asegura.

La idea de la campaña de prevención del Sida surgió a partir de una expresión del artista Antonio Gasalla que hace unos años dijo: ?habría que pintarle la cara a Clinton?. Esa frase motivó que Armoza y Schrager planificaran la intervención en la que imaginaban ciudades pintadas a modo de prevención. Primero, empezaron a difundir lo que se les había ocurrido a través del programa de radio Loca, como tu madre, del que participaba Silvia. A su vez, se dieron cuenta de que el nuevo milenio les ponía de su lado el mejor arma de difusión que haya existido jamás: Internet. Enviaron mails a amigos que vivían en el exterior y las listas de correo en las que podían encontrar interesados en la propuesta. Muchos quedaron en la nada, pero otros dieron buenos frutos y así pudieron organizar el evento de este fin de semana en ciudades de Canadá, Estados Unidos, México, Nicaragua, Bélice, Perú, Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile y Argentina, entre otras.

?La consigna del stencil es intervenir un espacio blanco, como si la ciudad fuera un lienzo. No es contra el propietario de la pared, siempre se trata de no dañar?, explica Leandro Jacob, quien participó en la edición del libro, ¡Hasta la victoria, stencil!, publicado por la editoral La Marca en septiembre pasado. Unos quince grupos de stencileros contribuyeron con su producción de imágenes que se pueden observar por toda la ciudad de Buenos Aires. Se puede ver a la cara de Carlos Gardel y la leyenda ?No me lloren, crezcan?, la cara del gatito de Hello Kitty con el saludo ?Hello Kirchner? o la cara del presidente George Bush con orejas de Mickey Mouse y la inscripción ?Disney War?, sólo para nombrar algunos.

Salir a pintar surge de una necesidad individual y luego la inscripción se sociabiliza frente a la lectura de la gente que lo ve. Los dibujos y los textos dialogan unos con otros en las paredes de la ciudad. El stencil que nació como una forma de protesta under y prohibida, adquirió una categoría propia. ?Se habla del arte del stencil porque es una expresión artística como cualquier otra. Los que lo hacen quieren decir algo como cualquier artista de otra disciplina. Combinan imágenes, letras, colores y van generando una especie de mural?, afirma Jacob. Incluso en la recopilación de fotografías hechas para el libro, aseguran que ya se pueden detectar ciertos estilos y estéticas diferentes.

Para lograr la técnica del stencil, basta usar una plantilla calada con el diseño ?por lo general es una radiografía- e imprimirlo en una pared con aerosol o tinta. Al igual que el graffiti, el stencil es transgresor e ilegal. Por lo general salen en grupo y pintan por las noches, también tienen ciertas premisas. No pintan mármoles y tampoco propiedades privadas, salvo que estén ubicadas en algún lugar estratégico. En la próxima edición de Estudio Abierto, la muestra que organiza la Secretaría de Cultura porteña, habrá una pared donada por un vecino para que los stencileros se despachen a gusto (e-mail: stencil@asuntoimpreso.com). Quienes alguna vez los pudieron ver pintar aseguran que intervienen a una velocidad impresionante. En cinco minutos pueden cambiar por completo la estética de un muro para hacerlo propio. Pero el artista jamás figura y nunca se lo puede contactar. Es un arte anónimo que recién se completa con la aceptación cómplice de quien pasa por el lugar, mira y lee.

En Buenos Aires, la campaña por amor usá preservativo estuvo centrada en el obelisco como núcleo de un espiral. En un principio, los organizadores estaban seguros de que contarían con la adhesión de graffiteros o alumnos de las escuelas de arte pero lo que realmente los sorprendió fue la alta participación social. Por eso decidieron extender la convocatoria que en principio estaba pensada sólo para el último fin de semana. ?Con el doble propósito de prevenir y de lograr la simultaneidad de la acción artística se podrá participar durante todos los fines de semana de aquí a fin de año?, concluyó Silvia Armoza. Todos aquellos que quieran salir a pintar, donar paredes y muros o colaborar de otro modo pueden contactarse con Poramor.org a través de su e-mail (info@poramor.org). Eso sí, reiteran que los graffitis y/o stencils, no deben realizarse sobre casas, edificios u oficinas, cuidando no molestar a los vecinos, ni pintar fachadas de propiedades privadas o públicas. Antes, hay que pedir permiso.

Por amor

Campaña urbana contra el Sida..."

Tomado de: Clarín.
 
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